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  OPINI�N


Justicia selectiva

Por: Carlos Guevara Mann | Consultor

�rase un país con abundancia de candidatos avivatos. Uno, por ejemplo, solía comprar votos con billetes falsos. Sus esbirros coaccionaban a los electores del circuito, a punta de revólver, para que votaran por él.

Otros regalaban materiales de construcción, alteraban actas y registros electorales, empeñaban cédulas y cometían toda clase de fechorías. Pero, como el funcionario a quien competían las investigaciones sobre la materia tenía su propia agenda--que no coincidía con el interés general--nunca se dio por aludido.

Ni una sola vez actuó para defender la "pureza del sufragio", hasta que el partido avasallador con el cual simpatizaba le exigió que pasara una factura por un desafío ocurrido años atrás. Un lustro antes, la legisladora de un partido aliado tuvo una actuación independiente de los dictámenes de la faraona del partido avasallador. Y la gente de mentalidad faraónica cobra muy caro la independencia de criterio, especialmente entre los aliados, a los que maltrata como a lacayos (como ya se dieron cuenta los demócratas cristianos).

El tribunal correspondiente, administrando justicia selectiva porque S� SE PUEDE, decidió que el triunfo de esa legisladora en las más recientes elecciones estaba viciado. Ordenó, por tanto, despojar a la ganadora y celebrar nuevas elecciones, que serían tan virtuosas y cristalinas que de Noruega vendrían a estudiarlas, para luego imitarlas allá.

Y colorín colorado, este cuento no ha acabado ... apenas empieza.

Prepárese para un quinquenio de justicia selectiva, sólo para quien ose enfrentarse al partido avasallador.



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