Los loros y los guacamayos son las especies que, actualmente, están siendo más traficadas en Centroamérica, las cuales alcanzan hasta 300 por año, y ahora se anexan a la gran lista de animales que están en peligro de extinción en Panamá.
El Corredor Biológico Mesoamericano de Vida Silvestre va desde Panamá hasta México, y el tráfico de animales ha aumentado hasta un 40% en los últimos años.
Esta situación ha obligado a las autoridades ambientales de Costa Rica y Panamá a sentarse, para crear un manual operativo de los animales que están bajo esta condición.
Y, precisamente, muchas de estas especies son trasladadas por los pasos clandestinos, de acuerdo con informaciones proporcionadas por residentes de estos lugares, quienes observan el movimiento sospechoso de personas desconocidas.
Además, el tráfico de armas y de droga sigue siendo uno de los delitos de mayor importancia, aparte del contrabando de productos agrícolas que cruzan por esta frontera desde Costa Rica hacia Panamá y viceversa.