El Rommel Fernández, un coliseo programado para el fútbol, es ahora uno de los destinos más visitados por los que siguen otra disciplina deportiva: las competencias de lazo, que por estos días llena de canto a canto esta plaza del deporte panameño.
Pero no se crea que manejar el lazo es cosa fácil. Años de experiencia, condiciones físicas y un buen caballo no pueden faltar para que un jinete salga triunfante de una estas difíciles competencias, que poco a poco han conquistado a cientos de panameños.
Hasta hoy se celebra en los estacionamientos del Rommel Fernández el Campeonato Nacional de Lazo, que reúne a los máximos exponentes de este deporte en todo el país.
Para el secretario de la Federación de Lazo, Manuel González Cano, el juego posee reglamentos puntuales que se deben seguir. Por ejemplo, cada una de las 10 delegaciones presentes debe estar compuesta por 12 vaqueros, 10 de ellos en la competencia y dos como reemplazo.
Esta es una competencia que, más que resistencia exige agilidad y destreza, pues el jinete cuenta con sólo 20 segundos para enlazar correctamente el ternero, luego que el animal pase la línea de salida y antes de que llegue al final de la pista que mide unos 80 metros.
González manifestó que es un deporte caro, si cuantificamos la manutención y mantenimiento del corcel, que puede ascender por año a B./1,200. A eso se le debe sumar el costo de las monturas y otros accesorios.
Los terneros utilizados en estas competencias no deben pasar de los 300 libras de peso muerto, de lo contrario, un fiscal los retira de la competencia. Así mismo, indicó González, son muchas las medidas que se exigen para el buen trato de estos animales. Por ejemplo, no se pueden usar ni garrotillos, ni fuetes para agilizar al caballo.
Un narrador, un fiscal y una madrina deben componer la delegación que represente a cada provincia. La elección del ganador de la competencia será el que gane todas las pruebas y sume al final de la jornada, el mejor puntaje.
