Por años se ha cuestionado la calidad de la enseñanza en los colegios oficiales. La principal falla es la pérdida de clases. Esa es la gran diferencia con los planteles del sector privado, donde se es celoso con el cumplimiento del calendario escolar.
El caso del Instituto Nacional es una muestra de ello. Los estudiantes perdieron días de clases tras permanecer cerrados, debido a protestas que degeneraron en actos vandálicos. Se dispone suspender las vacaciones de medio año, pero no se hace caso a las directrices del Ministerio de Educación.
Ahora cuando se retorna de las vacaciones tras completar la mitad del año escolar, los docentes permanecen en paro y quizás las jornadas de enseñanza y aprendizaje, se reanuden mañana.
Esa son las cosas que se acumulan cada año y al final cuando los estudiantes salen de secundaria llegan con deficiencias a las universidades y luego se convierten en profesionales mediocres.
Los docentes deben recordar que su labor es un apostolado y se debe hacer el máximo esfuerzo para formar a esa juventud que está deseosa de conocimientos. Un estudiante no puede perder tiempo valioso en casa o en las calles, a causa de paralizaciones de las labores que les competen a sus profesores.
No hay que llamarse a engaños. Alegar que esos días perdidos se recuperan es una gran mentira y a la muestra más palpable se observa con lo sucedido la semana pasada, donde no se impartieron clases, a pesar de que así los dispuso el Ministerio de Educación.