La tierna carita de la niña Mixila Emérita Gallardo, que hoy cumple 17 días de nacida, no logra expresar la difícil situación que está pasando su madre, Emérita Gallardo, una joven indígena de 15 años, que fue violada por su padre.
La residencia de la adolescente, ubicada en la comunidad de Oma, fue su trampa desde los 12 años, cuando su papá, Francisco Gallardo, de 37 años, esperaba que estuviesen solos para abusar sexualmente de ella.
En muchas de las ocasiones utilizó los puños contra su hija que se resistía a realizar el acto con él.
Producto de las continuas violaciones que eran casi diarias, Emérita quedó embarazada y fue cuando su madre, Clementina Guerra, logró enterarse de la situación.
Hoy tanto la adolescente como su madre son amenazadas de muerte por Francisco, quien a pesar de haber sido denunciado por ellas, está suelto y viviendo con ellas.
Durante el embarazo de la joven, su madre indagó múltiples veces para que le dijera quien era el padre de la criatura, sin embargo, la joven prefirió comunicarle la situación a una facilitadora de Casa Esperanza, donde recibía educación y orientación familiar.
La maestra inmediatamente habló con la madre de la joven e involucraron a un funcionario de la institución no gubernamental, quien decidió denunciar al señor que ya había sido investigado por la violación sexual en contra de una sobrina.
Emiliano Jiménez, coordinador de proyectos comarcales de Casa Esperanza, señaló que al conocer sobre la situación de Emérita, ya ella se encontraba en un avanzado estado de embarazo, pero como ciudadano decidió hacer la denuncia.
"Hoy hace exactamente 2 meses y 13 días desde que pusimos la denuncia en la PTJ de David, y ese señor sigue con la familia en la casa, ya la chica dio a luz, está con su bebé allí y ahora hasta está siendo amenazada por parte del papá", dijo.
De forma temerosa, Clementina, madre de la menor afectada, cuenta que desde que su esposo fue denunciado ha recibido amenazas de muerte, porque lo que él quiere es que su hija, que recién dio a luz, salga de la casa.
"�l siempre afila el machete y lo pone aquí y nos dice que él va a arreglar todo lo que está pasando en la casa, por eso yo tengo miedo de que nos pase algo", menciona la señora.
Tanto ella como su hija, evidentemente afectada por lo que está pasando, quieren que Francisco esté preso, porque las amenaza con el machete diciendo que "les va a tumbar la cabeza" antes de irse para el monte, donde trabaja la agricultura.
Emérita, de aspecto sumiso y cuerpo delgado, ahora tiene que atender a su pequeña hija y convivir con el padre que la violaba, su madre y 4 hermanitos, incluyendo a una niña de 6 meses.
Manifiesta que sólo llegó hasta el sexto grado de escuela primaria, porque su padre no le permitió seguir estudiando.
Sumado a las amenazas con el machete, Francisco amarró un alambre con un lazo como para que una persona se ahorque, en un árbol cercano a la casa.
