Debo tres comidas a "La Fula", cobré el XIII Mes el viernes y ya no me queda nada. Así se expresan algunos panameños que aseguran sentir que les va mal en la vida en el ámbito económico.
Sus ojos dibujan la angustia de su alma. Los pómulos sobresalientes, combinados con ojeras muy negras, dicen que la preocupación no los deja dormir. Para colmo, ya les llegó la cuenta del celular que no les venía desde que en la empresa donde laboran les dieron el teléfono para red con algunos minutos.
Debo hacer algo para ganar un poco más. Voy a llamar a mis amistades del nuevo gobierno para salir de este hueco. Esta es una frase casi obligada de los jóvenes de hoy en día que parecen depender de otros, cuando en realidad quien los atiende con amor es Dios.
Una vez un muchacho llamado Plutarco dijo: "No sé de qué tanto nos quejamos, si hay gente sin pie ni brazos que son felices. A ellos les falta una parte de su cuerpo y no se quejan como nosotros que podemos caminar con ambas piernas".
El ser humano es inconforme. Esta es una cualidad necesaria cuando se aplica para fines distintos como exigir ser cada día mejores. El trabajo que se realiza a diario siempre puede ser mejor. Este debe ser el principio de todos los que intentan abrazar la excelencia en la vida.
Sentir que tenemos mala suerte o sentir que no avanzamos es ser injusto con uno mismo porque las oportunidades están frente a nuestras narices. Es cuestión de tomar decisiones apremiantes y arriesgadas que cambien el panorama profesional y personal de cada persona.
Nunca sientas que la vida te trata mal. Somos cada uno de nosotros los que hacemos que esto ocurra porque sencillamente no oramos para que toda nuestra familia, amigos y compañeros estén bien. Dios quiere escuchar tu corazón.