Otra figura del deporte profesional de Estados Unidos, el mariscal de campo de los Halcones de Atlanta, Michael Vick, se convirtió ayer, en el centro de atención no por sus acciones brillantes en el campo, sino para explicar públicamente sus problemas con la ley.
Mientras, su equipo, desde Atlanta le daba la buena noticia que no iba a ser despedido y que continuaría perteneciendo a la organización, aunque sin recibir salario alguno.
Nada más salir de una corte federal, en la que se declaró culpable de varios cargos criminales relacionados con la participación ilegal en las apuestas de peleas de perros, Vick, ofreció una rueda de prensa y mostró lo que puede ser su vida a partir de este momento.
Su objetivo no es pensar en el futuro deportivo, que lo tiene más que complicado a corto plazo, sino en lo que debe hacer para reencontrarse como persona y conseguir lo que definió como "redimirse" por todas las decisiones equivocadas que hizo en el pasado.
"Tendré mucho tiempo para pensar y reflexionar. Es algo que me debe ayudar a crecer como persona", declaró Vick después de haberse declarado culpable de varios cargos federales en su contra.
"Pido una disculpa por todo lo que he hecho, y aquello que yo he permitido que suceda", destacó Vick.