Muchas familias que residían en las barriadas Santa Mónica y Jesús Nazareno, ambas ubicadas en la ciudad de Santiago, han abandonado sus casas porque ya no aguantan los malos olores causados por el desbordamiento de aguas negras, y por el mal estado de las carreteras.
María Díaz y Cristina Mela, moradoras afectadas, señalan que uno de los problemas que los aquejan son las malas condiciones en que se encuentran las calles. "Cada vez que llueve, los enormes huecos que tienen las calles se llenan de agua. Esto impide el tránsito de autos pequeños", acotaron.
Como si fuese poco, los sanitarios de la mayoría de las residencias se desbordan de excremento cada vez que llueve, lo que ha traído como consecuencia el reclamo hacia los bancos y a las empresas promotoras para que se resuelva el problema que lleva varios años; sin embargo, no han recibido ninguna respuesta.
Ante esta situación, unas 25 viviendas han sido abandonadas por sus dueños. Todas han sido desvalijadas por los amigos de lo ajeno.