Los jóvenes de hoy (y muchos no tan jóvenes) para divertirse hacen una de estas cosas: ver televisión, chatear en la PC, arrancarse o escuchar música. Los recién graduados están en casa haciendo lo mismo. No hay una agenda definida de las tareas del hogar. Esto podría darnos luces de la falta de iniciativa de los chicos del nuevo milenio.
Se paran de mala gana, se bañan a medias (a veces ni se restriegan con el jabón), desayunan a la carrera, se sientan como zombies en la clase, o en su defecto, haciendo relajo constante y desoncentrando a sus compañeros, regresan en el bus escolar haciendo destrampes, regresan a sus casas a comer y luego se dedican a las mismas actividades de recreo que describimos en el primer párrafo. Solo si los papás los reprenden, hacen el amago de que están estudiando. A la hora de los exámenes, todo se resuelve con una bien preparada batería.
�Qué clase de futuro les esperará en la universidad o en la vida real, cuando no tengan un papi y mami que los mantenga?
No son todos, de seguro usted me dirá, pero sí me atrevo a asegurar que es la gran mayoría.
La mentalidad de estas personas debe cambiar. En algo deben contribuir los padres a que sus hijos se esmeren a ser profesionales de renombre en la vida. Si no hay estímulo, no se logra nada, pero los jóvenes también deben poner de su parte, porque el futuro depende de ellos mismos. Sus padres, en una forma u otra, cumplieron su misión.
Si eres de esos muchachos que se dejan influenciar de los amigos del barrio -que solo se la pasan escuchando todo el día la música que está pegada, pon un freno. Diles que ya tu estás en otra onda. Diles que estás preocupado por tu futuro porque en el día de mañana tendrás familia y, por su puesto, deseas una casa.
Cuando ellos escuchen tu planteamiento puede pasar dos cosas: se reirán de tí o te escucharán. Esto los hará pensar sobre la necesidad de cambiar sus vidas.
Da el primer paso. Sigue adelante y busca un empleo digno. No importa que sea contando césped o de lo que sea. Lo importante es que te ganarás el dinero de forma honrada porque no será dinero que viene del vicio, sino del sudor de tu frente.
Te sugiero que hagas una lista de empresas en la que quieras trabajar. Después que hayas conseguido este listado, llama a cada una de estas compañías y pídeles el nombre del gerente general y del gerente de Recursos Humanos. Después que los tengas, envíales sobres con tu curriculum y una carta ofreciéndoles tu servicio. Verás que te llamarán.