Egipto, un paraíso para diez millones de fumadores que consumen más de 75,000 millones de cigarrillos al año, acaba de declarar la guerra al tabaco con una drástica subida de impuestos y la prohibición de fumar en los lugares públicos.
Las nuevas medidas estaban ya incluidas en una ley aprobada por el Parlamento egipcio en junio de 2007, pero su aplicación, aplazada durante meses, acaba de ponerse en marcha con escasas muestras de entusiasmo.
La batalla del Gobierno busca convertir en zonas libres de humo los edificios y transportes.