Sin duda alguna nuestra sociedad cimentada en la codicia, el odio y la corrupción, va rumbo al estercolero de la incuria. Es lamentable que muchas damas y niñas reciban primero que el resto de la creación las modas en el vestir, sobretodo cuando se trata de enseñar escandalosamente sus cuerpos. En este sentido los pantaloncitos calientes "hot pants" (en la década de los 70), fueron los primeros en fomentar el desprecio por el pudor humano, no tanto por lo apretados, sino por lo cortito de sus diseños.
Cinco años después, los propios "hot pants" sufrieron una alteración feroz, que fue adaptada a pantalones largos y falditas cortas con la intención de lucir detalladamente todo el ombligo femenino.
Hasta 1975, el 90% de los varones panameños mayores de 50 años, si acaso había apreciado un solo ombligo de Eva.! Y no es porque nuestras mujeres de antes ocultaran tobillos, cuerpos y rostros con mantillas y polleronas. La preocupación de muchas personas es tal, que un venerable anciano de 80 años, muy preocupado por el destino moral de sus nietas, se interesó en conversarme sobre la enorme variedad de ombligos vistos por él, en lugares públicos ahora en plena senilidad. Me confesó que sólo sabía de la forma de ombligo conocida como el nance y que se admiró al ver otros en forma de ojo de vaca grandísimos y perdidos en un hueco.
Cuatro años después de la muerte del admirador de ombligos, se devaluaron los "hot pants", sin embargo, aumentaron las muestras de ombligos, pero adaptados a la nueva moda de los pantalones a la cadera con la intención de mostrar sin pena, la hermosa terminación del espinazo. Ahora el finado, estuviese descubriendo alarmado la diferencia de un cóccix con otro y preguntándose, que significan esos tatuajes que se ordenan poner algunas, en la rendija de la alcancía.
