Basta con entrar a su residencia para respirar folclor. Acomodados en la sala, hay tambores chorreranos, máscaras del gran diablo, montunos chingos ocueños, coletas marcadas, fustillos de Los Santos y toda clase de premios y reconocimientos, además de las coloridas banderas para las tunas.
"No puedo seguir colocando más cosas aquí, porque esto va a parecer un museo", contó en tono jocoso Candelaria Carrasco; conocida cariñosamente como 'Mamy Chacón'.
A sus 70 años, es admirable la energía que irradia y el buen ánimo que la caracteriza. Dueña de una conversación amena, no pone impedimentos para hablar de su vida, que gira en torno al folclor.
INICIOS
Sus inicios como folclorista lo atribuye a su abuelo Dolores "Lolo" Pérez, quien la llevaba desde niña a las populares juntas de peones para las cosechas de arroz o maíz. "Tenía 14 años cuando recibí mi primera bandera; era hermoso ir a buscar a los trabajadores al son de los tambores y cantalantes, que terminaban brindando con un sorbo de guarapo o vino de palma", recordó.
A pesar de mostrar desde joven especial destreza en el baile, siempre supo que lo suyo era enseñar. Esa vocación la llevó a ingresar a la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía, donde se graduó de maestra de Educación para el Hogar. Más adelante, obtuvo también el título de Auxiliar de enfermería.
DECISION
La década de los '70 marcaría su vida. Con la muerte de su esposo, Eusebio "Chevo" Chacón, Mamy empieza a ejercer su profesión de Auxiliar de enfermería, para llevar el sustento a sus 9 hijos. Algún tiempo después, 3 de ellos serían diagnosticados con anemia falciforme.
La situación la lleva a buscar la manera de ganarse la vida, pero a la vez estar más tiempo en casa cerca de sus hijos. "Entonces tomé una decisión definitiva: dedicarme tiempo completo al folclor", aseguró.
FOLCLORISTA
Más de 40 años dedicados a la enseñanza del folclor y su dedicación por mantener vigentes bailes chorreranos como la danza del toro guapo, del gran diablo, de los congos de Lagarterita, del mantú y danza del parrampán le han hecho merecedora de decenas de reconocimientos a nivel nacional.
�Siempre de buen ánimo? Sonríe, mientras se dirige a colocar la cumbia "vela, vela" cantada por Chía Ureña. "Música como ésta me devuelve siempre el ánimo", dijo.
Legado
"La mayor satisfacción de mi vida ha sido haber trabajado con tantos niños, niñas y jóvenes - y de alguna forma haber tocado sus vidas a través del folclor".