El cuerpo de Javier Mendoza, de 7 años, se sumó ayer, martes, a los dos cadáveres que habían sido encontrados la mañana del lunes en la comunidad de Chinina, en Chepo.
Se trata de una misma familia que llora la muerte de cuatro de sus miembros: Marlene Atencio y sus dos hijos: Javier Mendoza, de 7 años, y Jason Mendoza, de 1 año y medio; y Raymundo Valdés, abuelo de los pequeños.
Valdés fue encontrado el lunes, junto a Elías �brego Duarte, quien era el timoneaba la lancha en la cual habían salido a las 6: 00 de la mañana del domingo, desde el puerto de Coquira, con destino a la comunidad de Oquedo, en Chimán.
Funcionarios del SINAPROC hallaron los restos mortales de Javier, y en la tarde de ayer paralizaron la búsqueda de su madre y hermano para reanudarlas hoy.
El cuerpo de Javier fue trasladado hasta el puerto de Coquira, donde-en medio del dolor-fue reconocido por familiares.
La comunidad de Chinina está consternada y triste por los hallazgo de los cadáveres a raíz de la tragedia.
Las autoridades descartaron las primeras versiones que vinculaban el suceso con un homicidio y actividades ilícitas.
Se conoció que Elías �brego Duarte, quien dirigía la embarcación, era honrado y trabajador. Tenía pensado dirigirse-como de costumbre-a una finca de la cual era propietario.
En tanto, Eduardo Mendoza, padre de los niños náufragos, lloraba desconsolado cuando manifestó que sólo le queda una hija.
La progenitora y sus hijos tenían previsto ir a buscar una beca, pero la muerte les arrebató el sueño, y peor aún: la vida.