Inglaterra y Francia, históricos, plagados de prestigio por el potencial de su fútbol y con cuentas pendientes por los sinsabores ofrecidos en los últimos grandes acontecimientos, se enfrentan en Wembley alentados por la puesta en escena de nuevos valores y la posibilidad de rehabilitar su autoestima en el último compromiso del año.
Con esa perspectiva afronta el cuadro inglés la visita del conjunto galo. El cuadro de Fabio Capello pretende aplacar el sinsabor con el que cerró su participación mundialista en Sudáfrica.
Francia aterriza en Wembley con la intención de medir su auténtico estado ante un rival mayor, tras haber cosechado resultados contradictorios en los primeros partidos de la "era Blanc" frente a equipos de menor peso.
El seleccionador francés había insistido en la programación de un partido de entidad para saber si el proyecto que dirige va en la buena dirección.