Esta manifestación de San Pablo (Rom. 9, 37) recoge la actitud y comportamiento de los cristianos de la primera generación de la Iglesia y que debería ser la nuestra. Soportaban todo por Cristo: persecuciones, marginación, burlas y martirio. Estaban convencidos de que Cristo había resucitado y de que con �l ellos iban a resucitar. Se comportaban como cualquier buen ciudadano del imperio y en su comportamiento pacífico despreciaban los bienes de este mundo en la medida en que les impedía encontrar al Señor. Eran los más obedientes, ya que "toda autoridad viene de Dios", pero también podían ser los más rebeldes si se les obligaba a adorar al César o a los dioses romanos. Por eso millares fueron asesinados en los circos romanos y coliseos triturados por las fieras o quemados vivos en presencia del populacho.
Ser vencedor desde el Evangelio es el que controla y domina su "yo inferior" impidiendo que los bajos instintos lo gobiernen. Sabe entender que heredamos un pasado violento tanto genética como culturalmente y que estamos condicionados a empuñar la espada y agredir en cualquier momento. Por lo tanto está en "vigilancia y oración" para no caer en tentación y está siempre purificándose de sentimientos negativos. Busca la manera de ser "pacífico" y así ser llamado "hijo de Dios". Es la persona que sabe mirar "las cosas de arriba" y valorar los principios inmutables: respetar la vida, la verdad, la paz, el derecho al bien Común, la reconciliación, la tolerancia, la fraternidad y el amor a Dios, al próximo y a uno mismo.
Además hoy ser vencedor desde el Evangelio implica luchar contra el aborto, defender la naturaleza agredida y ultrajada, combatir la corrupción, promover la paz en un mundo violento empezando por uno mismo.
Los que son vencedores según el Evangelio no buscan enriquecerse usando la religión como medio para satisfacer su codicia. Saben que la cruz es camino de salvación, por lo que asumen los sufrimientos que el Señor permita para perfeccionarse en la santidad. Son personas que tienen como modelo al mismo Jesús quien fue pobre, desprendido, abierto a los demás y quien se dio totalmente por la causa del Reino. Son pues invencibles si se someten a la voluntad de Dios.