Como si fuesen exploradores que se lanzan a reconocer el terreno de 'avanzadilla', los tumores liberan pequeñas membranas capaces de alterar el tejido que los rodea para facilitar la propagación del cáncer. Estas microvesículas (denominadas exosomas) se liberan al torrente sanguíneo, donde podrían llegar a ser identificadas y detectadas mediante un análisis de sangre. Un trabajo publicado en 'Nature Cell Biology' demuestra que es posible localizar estas células en la sangre para diagnosticar a tiempo un agresivo cáncer del cerebro, el glioblastoma.
Este hallazgo, que aún debe ser validado en otros estudios, y está más cerca de momento de los avances en ciencia básica que de las aplicaciones clínicas, podría algún día permitir detectar esta letal enfermedad mediante un análisis de sangre, en lugar de los métodos invasivos que hoy siguen siendo necesarios (como es la biopsia cerebral).