�rase una vez, el malvado rey Antíoco IV Epífanes, decidió exterminar la religión y cultura judías por completo. Para esto, puso en marcha un poderoso ejército griego contra Israel, Jerusalén. Saqueó y profanó con arrogancia el santuario. Asimismo, prohibió la circuncisión, decretando que las mujeres que habían hecho circuncidar a sus hijos fueran asesinadas con sus niños colgando en el cuello. Destrozaron y quemaron los libros de la ley (judía) que encontraban. Obligaban a los israelitas a adorar a Zeus. Fueron días de terribles calamidades para Israel. Luego, Matatías, sacerdote y siervo del Eterno, formó un ejército con el propósito de frenar las injurias de Antíoco sobre el pueblo hebreo. Más tarde, su hijo Judas Macabeo prosiguió la misión de liberar a Israel de la idolatría y el sufrimiento. Judas les decía en son de aliento a sus tropas:
-"Acuérdense de cómo se salvaron nuestros antepasados en el Mar Rojo cuando el faraón los perseguía. Clamemos ahora a Dios para que nos favorezca"
Al final, después de años de luchas, lograron recuperar la libertad religiosa y la política. El Templo fue reconstruido y purificado. Pero, en el momento de la celebración, vieron que solo había una vasija de aceite sagrado intacta, que alcanzaba para encender el candelabro por un solo día; sin embargo, fue entonces cuando ocurrió el milagro: "el aceite ardió durante ocho días".
Mensajes: 1) "No es por fuerza ni por armas, sino por Mi Espíritu": La guerra de los macabeos era sobre base espiritual y para despojarse de toda idolatría. Aprendemos que si nuestra causa es justa y clamamos al Señor de Israel, él nos escuchará. 2) Dios confirma sus milagros con señales: El milagro del aceite les ratificó que su victoria había sido gracias a la voluntad divina; del mismo modo, cuando Adonay nos brinda una bendición para nuestras vidas, lo hace saber con alguna señal. 3) "Cielo y tierra pasarán, mas su Palabra no pasará": Antíoco pretendía acabar con la religión judía y con la Torá. No obstante, el Eterno no lo permitió porque sus enseñanzas contemplan que "toda arma que sea forjada en contra del Omnipotente no prosperará".
