¡Los hombres también lloran!
Mariano Rivera dijo adiós anoche al Yankee Stadium con abrazos, lágrimas y vítores. El relevista más aclamado en la historia del béisbol tuvo
Mariano Rivera dijo adiós anoche al Yankee Stadium con abrazos, lágrimas y vítores.
El relevista más aclamado en la historia del béisbol tuvo una emotiva salida del terreno en su última presentación con el famoso uniforme de locales de los Yanquis, cuando el capitán Derek Jeter y Andy Pettitte acudieron al montículo para retirarlo tras sacar dos outs en el noveno inning de una derrota por 4-0 frente a los Rays de Tampa Bay.
``Es hora de irse'', pareció que Jeter le dijo al panameño de 43 años.
Durante cuatro minutos en que los 48,675 aficionados que llenaron el estadio estallaron en sonoros vítores, Rivera, sobrecogido por la emoción, sollozó mientras colocaba el rostro en el hombro de Pettitte -que también se retira cuando la campaña finalice el domingo-, y luego abrazó a Jeter.
El ver a los tres peloteros en el montículo fue algo extraordinario en un deporte en el que el manager prácticamente siempre sale al terreno para cambiar a un lanzador. Joe Girardi, el piloto de los Yanquis, verificó con los umpires para asegurarse de que Jeter, que está en la lista de lesionados, pudiera participar.
``Agradecí mucho que ellos salieran'', dijo Rivera después del partido.
El relevista, que retiró a cuatro bateadores seguidos, se enjugó los ojos con ambos brazos mientras salía del diamante y arrojó un beso a los aficionados en la primera fila detrás del dugout de los Yanquis. Abrazó a un Girardi lloroso en la caseta, tomó una toalla para enjugarse las lágrimas y volvió a salir, quitándose la gorra para agradecer a la multitud. Mientras tanto, los Rays aplaudían desde su dugout.