Han pasado 60 años desde que fue erigida. Afuera, todo ha cambiado. Dentro de la catedral, la fe y la expresión de esta, se mantienen.
Arte, paz y trascendencia.Es un pedacito del cielo en la tierra; ¡y en tierra panameña!En casi pleno inicio de la Vía Porras, donde el ruido de lo cotidiano está en su apogeo, se ubica la Catedral ortodoxa griega de la Anunciación (de la Theotokos > Madre de Dios).
El aspecto exterior es sencillo en su estructura, tal vez por eso -a algunos transeúntes- no les llame la atención, pero por dentro es otra la experiencia.
Allá se une lo divino con el arte y la espiritualidad humana.Imágenes de episodios bíblicos, patriarcas, apóstoles y santos pintados, que llaman iconos, cubren sus paredes y la cúpula.El artista los pintó o elaboró en relieve, pero manteniéndose en silencio y oración.
Han pasado 60 años desde que fue erigida.Afuera, todo ha cambiado.
Dentro de la catedral, la fe y la expresión de esta, a través de la iconografía, se mantienen tan intactas como desde el primer día; por algo es ortodoxa (conforme con la doctrina que se profesa).La parte más alta es la cúpula central.Ahí tienen el signo del Pantocrátor (El Todopoderoso), porque les recuerda que Jesucristo "es la cabeza del cuerpo de la Iglesia".De él se desprenden los demás símbolos y los pedestales.Los feligreses ortodoxos griegos se inspiran en lo que ven dentro de la Iglesia; los colores y los símbolos les transmiten la Palabra.