¡Ave María pues, llegó la paz!

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En una ceremonia de 70 minutos ante más de 2,500 invitados vestidos de blanco desde presidentes, víctimas del conflicto, dirigentes políticos, medios de comunicación de todo el mundo, el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las Farc, Rodrigo Londoño, “Timoleón Jiménez”, alias "Timochenko", decretaron el fin de la guerra de 52 años en Colombia.

Dos frases de los dos protagonistas resumen la jornada:

Santos a las Farc: “les doy la bienvenida a la democracia”.

“Timochenko”: “sinceramente, perdón a todas las víctimas del conflicto”.

El escenario de la firma del acuerdo, el centro de convenciones de Cartagena, se convirtió en un espacio cargado de símbolos que mostraban los deseos de paz: desde la bala convertida en pluma, los cientos de invitados ataviados de blanco, la presencia de comandantes guerrilleros que apenas hace poco habrían sido capturados por estar en un lugar público y hasta aviones de guerra que surcaron los aires con la misión no de bombardear, sino saludar la ceremonia que acercó a los antiguos enemigos.

"No más muertos, ni jóvenes mutilados por una guerra absurda", señaló el mandatario, quien por momentos tenía los ojos vidriosos de notable emoción.

"Que nadie dude que vamos hacia la política sin armas", aseguró poco antes "Timochenko", ante miles de asistentes entre los que se encontraban víctimas de lado y lado, muchas de ellas con lágrimas y caras de asombro.

"Nosotros vamos a cumplir y esperamos que el Gobierno cumpla", añadió, “Timochenko” quien recordó que el comienzo del conflicto y su prolongación fue motivada por la desigualdad y la injusticia social existente en la nación sudamericana.

Paralelamente, “Timochenko” consideró a Santos "un valeroso interlocutor", capaz de soportar con "entereza" las presiones de los sectores belicistas que lo trajo hasta la firma del acuerdo. Mientras envió un mensaje a sus guerrilleros, a los cuales calificó de héroes del pueblo.

A nombre de las Farc, el líder guerrillero pidió "perdón a todas las víctimas por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra".

El momento del discurso de “Timochenko” tuvo su nota curiosa, pues un avión interrumpió su parlamento hacia el final con un fuerte estruendo que asustó a los presentes y desencajó la cara de algunos.

"Esta vez vienen a saludar la paz y no a descargar bombas", señaló con una gran risa “Timochenko”, tras el paso de la aeronave de guerra con su estrépito.

“Timochenko” recordó a Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas, fundadores de las Farc, y también a “Alfonso Cano”, su antecesor, a quien el Ejército dio muerte en 2011. Reconoció el gran papel de Cuba y Noruega, como países y pueblos garantes del proceso. Aprovechó el momento para destacar el papel de Chile, país que acompañó el proceso, y saludó a los presidentes y pueblos de los países afines a su ideología. Quiso hacer más extensiva su reverencia, y agradeció a la ONU y a toda la comunidad internacional. Todos estos nombres y países, fueron para “Timoleón Jiménez” determinantes en el final de la guerra entre su grupo y el Estado.

El máximo líder de las Farc, en medio de poéticas referencias a Gabriel García Márquez y sus mariposas amarillas, y a San Francisco de Asís y sus deseos por almas y mentes en paz, reiteró que fue unánime el respaldo de las Farc al proceso.

Juan Manuel Santos destacó que lo firmado es una declaración del pueblo colombiano ante el mundo de que nos cansamos de la guerra, de que NO aceptamos la violencia como medio para defender las ideas; de que decimos –fuerte y claro–: ¡NO MÁS GUERRA!

Santos rindió homenaje desde el fondo del corazón, a todos los héroes de las Fuerzas Armadas, que han combatido con honor para defender la tranquilidad y seguridad de los colombianos, porque su sacrificio, su valor, nos condujeron a este gran día!

El presidente también rindió a las víctimas y a los que por muchos años fueron sus mayores adversarios.

Nadie como yo –desde el Ministerio de Defensa y la Presidencia de la República– los combatió y los golpeó tanto, cuando la dinámica de la guerra lo exigió. Yo, que fui su implacable adversario, reconozco que fueron dignos negociadores en la mesa de conversaciones, y que trabajaron con seriedad y voluntad, sin las cuales hubiera sido imposible llegar a este momento, exclamó Santos.

El acuerdo busca que las Farc abandonen las armas, se incorporen a la vida política como fuerza civil y se logre un resarcimiento de las víctimas.

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