Cumbre regresa a una Panamá en plena transformación
Si entonces la Cumbre Iberoamericana estuvo en un país que apenas comenzaba su despegue económico meses después de recibir el Canal interoceánico de manos de Estados Unidos, ahora Panamá se muestra pujante, con grandes obras de infraestructura en marcha y con una capital que ha cambiado totalmente su fisonomía.
Panamá
EFE
Panamá recibe a los gobernantes de Iberoamérica esta semana, 13 años después de haber acogido esta Cumbre, con un país en plena transformación y en espera de que se celebre sin contratiempos, ya que la reunión del 2000 quedó empañada por las denuncias de atentado contra Fidel Castro.
Si entonces la Cumbre Iberoamericana estuvo en un país que apenas comenzaba su despegue económico meses después de recibir el Canal interoceánico de manos de Estados Unidos, ahora Panamá se muestra pujante, con grandes obras de infraestructura en marcha y con una capital que ha cambiado totalmente su fisonomía.
El Canal de Panamá está en plena ampliación para dar cabida a partir del primer trimestre de 2015 a barcos con el doble de capacidad de carga, mientras que los panameños esperan estrenar a finales de año su primera línea de Metro en la capital, en la que desde la Cumbre anterior han surgido decenas de rascacielos.
Grúas para erigir edificios y calles levantadas por obras viales, de saneamiento o soterramiento de cables son un "paisaje" habitual para el ciudadano, que en los últimos años ha visto cómo su entorno ha ido cambiando poco a poco gracias a una economía con altos índices de crecimiento y una fuerte inversión extranjera.
También el Casco Antiguo de la capital, con más edificios históricos restaurados, muestra un empedrado nuevo en sus calles, puesto a marchas forzadas en los últimos meses con vistas a la Cumbre, y en la avenida Balboa, junto al Pacífico, se ha construido un nuevo paseo marítimo, la llamada Cinta Costera, que crece cada vez más con nuevos terrenos ganados al mar.
Si entonces la reunión de gobernantes se celebró en un centro de convenciones en la ciudad, ahora los dignatarios serán recluidos en Playa Bonita, un complejo hotelero aislado y en las afueras, al otro lado del Canal, lo que debe facilitar la seguridad del encuentro.
En la seguridad, aparte de la que aporte cada delegación oficial, participarán todos los estamentos policiales panameños, incluido, por encontrarse la sede en un lugar costero, el Servicio Nacional Aeronaval (SENAN), que tendrá dedicación plena a esta tarea, según dijo uno de sus mandos.
Con este despliegue y la elección de una sede en un lugar aislado al que sólo se llega por carretera y tras pasar una garita de control, los organizadores parecen querer evitar que cualquier protesta ciudadana llegue a los gobernantes, sin recurrir a la prohibición de las manifestaciones decretada en la anterior Cumbre.
También esperan que no se repitan incidentes como el de la Cumbre del 2000, que se vio empañada por las denuncias del entonces presidente cubano, Fidel Castro, de que en Panamá se quería atentar contra él.
En esa ocasión, nada más llegar al país, Castro sorprendió a todos en la Cumbre al convocar una rueda de prensa en su hotel para denunciar un plan para asesinarle con armas y explosivos.
La denuncia se tradujo en la inmediata detención en la ciudad de Panamá del veterano activista anticastrista Luis Posada Carriles y de tres colaboradores, también oponentes al régimen cubano.
Los disidentes cubanos fueron acusados en un principio de planear un atentado para matar a Castro durante la Cumbre, pero la Fiscalía posteriormente retiró ese cargo por falta de pruebas y los cuatro anticastristas fueron juzgados y condenados en 2004 a penas de prisión por amenazas a la seguridad pública y falsedad de documentos.
El caso desembocó finalmente en una ruptura de relaciones entre Cuba y Panamá, ya que cuatro meses después de la condena, en las postrimerías de su mandato, la presidenta panameña, Mireya Moscoso, indultó a los anticastristas. Las relaciones se restablecieron un año después, durante el mandato del presidente Martín Torrijos (2004-2009).
De cara a esta Cumbre, los médicos panameños que se mantienen en huelga contra una ley que permite contratar a colegas extranjeros anunciaron que han trasladado la protesta que iban a efectuar la semana pasada a los días de la reunión de gobernantes.
Con ello esperan aprovechar la atención informativa que despierta la Cumbre en todo el mundo, al ir también acompañada por numerosas reuniones económicas, sociales y culturales.
Previa o paralelamente a la Cumbre se celebrarán numerosos foros, como el de Vanguardia Iberoamericana, sobre diferentes cuestiones desde el enfoque de la juventud, el Foro Eurolatinoamericano de la Comunicación y el IX Encuentro Empresarial Iberoamericano.
Este último, con la asistencia del presidente del país anfitrión, Ricardo Martinelli, del príncipe Felipe, y del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, entre otros dignatarios, repasará cuestiones económicas, de inversión y desarrollo.
También se celebrará el II Foro de la Comunicación, que reunirá a directivos de algunos de los medios de comunicación más importantes de Iberoamérica y tras la Cumbre tendrá lugar el VI Congreso Internacional de la Lengua Española, con la presencia del príncipe Felipe y del premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa.
EFE
Panamá recibe a los gobernantes de Iberoamérica esta semana, 13 años después de haber acogido esta Cumbre, con un país en plena transformación y en espera de que se celebre sin contratiempos, ya que la reunión del 2000 quedó empañada por las denuncias de atentado contra Fidel Castro.
Si entonces la Cumbre Iberoamericana estuvo en un país que apenas comenzaba su despegue económico meses después de recibir el Canal interoceánico de manos de Estados Unidos, ahora Panamá se muestra pujante, con grandes obras de infraestructura en marcha y con una capital que ha cambiado totalmente su fisonomía.
El Canal de Panamá está en plena ampliación para dar cabida a partir del primer trimestre de 2015 a barcos con el doble de capacidad de carga, mientras que los panameños esperan estrenar a finales de año su primera línea de Metro en la capital, en la que desde la Cumbre anterior han surgido decenas de rascacielos.
Grúas para erigir edificios y calles levantadas por obras viales, de saneamiento o soterramiento de cables son un "paisaje" habitual para el ciudadano, que en los últimos años ha visto cómo su entorno ha ido cambiando poco a poco gracias a una economía con altos índices de crecimiento y una fuerte inversión extranjera.
También el Casco Antiguo de la capital, con más edificios históricos restaurados, muestra un empedrado nuevo en sus calles, puesto a marchas forzadas en los últimos meses con vistas a la Cumbre, y en la avenida Balboa, junto al Pacífico, se ha construido un nuevo paseo marítimo, la llamada Cinta Costera, que crece cada vez más con nuevos terrenos ganados al mar.
Si entonces la reunión de gobernantes se celebró en un centro de convenciones en la ciudad, ahora los dignatarios serán recluidos en Playa Bonita, un complejo hotelero aislado y en las afueras, al otro lado del Canal, lo que debe facilitar la seguridad del encuentro.
En la seguridad, aparte de la que aporte cada delegación oficial, participarán todos los estamentos policiales panameños, incluido, por encontrarse la sede en un lugar costero, el Servicio Nacional Aeronaval (SENAN), que tendrá dedicación plena a esta tarea, según dijo uno de sus mandos.
Con este despliegue y la elección de una sede en un lugar aislado al que sólo se llega por carretera y tras pasar una garita de control, los organizadores parecen querer evitar que cualquier protesta ciudadana llegue a los gobernantes, sin recurrir a la prohibición de las manifestaciones decretada en la anterior Cumbre.
También esperan que no se repitan incidentes como el de la Cumbre del 2000, que se vio empañada por las denuncias del entonces presidente cubano, Fidel Castro, de que en Panamá se quería atentar contra él.
En esa ocasión, nada más llegar al país, Castro sorprendió a todos en la Cumbre al convocar una rueda de prensa en su hotel para denunciar un plan para asesinarle con armas y explosivos.
La denuncia se tradujo en la inmediata detención en la ciudad de Panamá del veterano activista anticastrista Luis Posada Carriles y de tres colaboradores, también oponentes al régimen cubano.
Los disidentes cubanos fueron acusados en un principio de planear un atentado para matar a Castro durante la Cumbre, pero la Fiscalía posteriormente retiró ese cargo por falta de pruebas y los cuatro anticastristas fueron juzgados y condenados en 2004 a penas de prisión por amenazas a la seguridad pública y falsedad de documentos.
El caso desembocó finalmente en una ruptura de relaciones entre Cuba y Panamá, ya que cuatro meses después de la condena, en las postrimerías de su mandato, la presidenta panameña, Mireya Moscoso, indultó a los anticastristas. Las relaciones se restablecieron un año después, durante el mandato del presidente Martín Torrijos (2004-2009).
De cara a esta Cumbre, los médicos panameños que se mantienen en huelga contra una ley que permite contratar a colegas extranjeros anunciaron que han trasladado la protesta que iban a efectuar la semana pasada a los días de la reunión de gobernantes.
Con ello esperan aprovechar la atención informativa que despierta la Cumbre en todo el mundo, al ir también acompañada por numerosas reuniones económicas, sociales y culturales.
Previa o paralelamente a la Cumbre se celebrarán numerosos foros, como el de Vanguardia Iberoamericana, sobre diferentes cuestiones desde el enfoque de la juventud, el Foro Eurolatinoamericano de la Comunicación y el IX Encuentro Empresarial Iberoamericano.
Este último, con la asistencia del presidente del país anfitrión, Ricardo Martinelli, del príncipe Felipe, y del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, entre otros dignatarios, repasará cuestiones económicas, de inversión y desarrollo.
También se celebrará el II Foro de la Comunicación, que reunirá a directivos de algunos de los medios de comunicación más importantes de Iberoamérica y tras la Cumbre tendrá lugar el VI Congreso Internacional de la Lengua Española, con la presencia del príncipe Felipe y del premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa.
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