Se fue uno de los buenos ¡Hasta pronto "Gallo"!

Un paro cardiaco terminó con la vida de un hombre alegre y bueno, que llegó hacer un "camarón" a Epasa y se quedó 28 años trabajando en la editora.
Se fue uno de los buenos ¡Hasta pronto "Gallo"!

Se fue uno de los buenos ¡Hasta pronto "Gallo"!

Por: Mayra Montenegro / Crítica -

Manuel Antonio Rodríguez, quizás si escucha el nombre en Editora Panamá América S.A. nadie sabrá de quién se trate, pero si menciona "Gallo", todos los que han laborado en Epasa le podrán dar fe de quién era.
Un paro cardiaco terminó con la vida de este hombre, compañero y amigo que alegró a quienes lo conocieron. 
"Gallo" era de esos tipos que te enganchan desde que lo conoces. Vestía esa autenticidad que le permitía codearse con los altos, los medios y los bajos mandos. No había distinción para él. Hablaba sin falsedad ni aparentando nada. Era del barrio, hablaba como la gente de barrio y con orgullo lo decía.
Llegó a Epasa cuando la señora Rosario Arias de Galindo, Francisco "Pancho" Arias y Ramón Vallarino eran parte de la directiva. Corría el año 1992, cuando a "Gallo" lo llevó un amigo para hacer un "camarón". Sin embargo, su paso no fue rápido, se quedó 28 años trabajando en el departamento de Mantenimiento hasta el día que entregó su alma al Señor.
Compartió con muchas generaciones de periodistas, diseñadores, técnicos, prensistas y cuántos profesionales llegaban a trabajar al periódico, no importaba si eran nacionales o extranjeros, gerentes o mecánicos. Igual los "choteaba".
Andaba por todos los departamentos reparando esto o lo otro y, en medio del trabajo, había una conversación amena y divertida de un hombre que había vivido lo que muchos no logran hacer.
Nunca se le vio discutir con nadie, aunque "se le paraba bonito" a cualquiera. Decía lo que tenía que decir a su estilo.
Fue el colaborador que más transformaciones hizo en Epasa.  "¡Gallo, hay que romper la pared porque vamos a mover este departamento para esta zona!". "¡Gallo, hay que cambiar el departamento de Publicidad para el otro edificio!". "¡Gallo, vamos a instalar el estudio de grabación!".
Cuando le anunciaban cada cambio, solo se reía, con esa sonrisa a media que tenía. ¡Qué locura! Y, es que "Gallo" tenía su estilo. El mismo que describe Rubén Blades, en la canción "Pedro Navaja". que en su letra habla de un hombre, que anda"con ese tumba´o que tienen los guapos al caminar". Sí, tenía su tumba´o.
Tenía como 60 años, pero no lo aparentaba. Se mantenía en forma, quizás por esa afición al fútbol que siempre lo acompañó y que lo hacía incluirse en todas las ligas que se formaban en el periódico, como una forma de interactuar entre los compañeros y ejercitar el cuerpo.
En los equipos donde participó ganaron varios trofeos. "No es el trofeo, tienen que meterse al deporte", dijo una vez, demostrando su afán por el fútbol.
La música era otra de sus grandes aficiones. Le gustaba la salsa de antaño y tocaba el bajo. ¡¡¡Ahh, también cantaba!!. Era multifacético.
"Tu tranquila Yo traigo a la banda", dijo en la última actividad que se hizo en la redacción de Crítica. Y, así lo hizo. La salsa llenó las redacciones en la voz de "Gallo" y su "banda". Fue un buen momento, aunque dijo que faltó que la gente bailara.
Era muy alegre y siempre andaba sonreído, a pesar de sus problemas. La vaciladera formaba parte de su ser y nadie se salvaba. Verlo serio era de preocuparse, porque tenía esa particularidad de tener que resolverse.
"Jamás te pasaba al lado sin decirte algo, siempre andaba como una hormiga de aquí para allá, armando, tirando, jalando. Cada rincón de Epasa tienen una anécdota de "Gallo", dijo una de las tantas compañeras.
Este hombre marcó con su alegría, su don de gente, su amor al barrio, su sencillez, su dedicación al trabajo y su amistad a muchos de los que lo conocimos.
Quienes laboramos en Crítica te extrañaremos, sobre todo, tu sonrisa en el pasillo, tu tumba´o de guapo y tus conversas en la esquina.
¡Gallo, vuela alto y viaja tranquilo!
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