Varela y el golpe... de timón

No es casual que el jefe del Ejecutivo saliera rodeado de militares fuertemente armados y luego designara a un militar como Viceministrro de Seguridad.
Varela y el golpe... de timón

Varela y el golpe... de timón

Por: Juan Pritsiolas / Crítica -

   El futuro del mandatario Juan Carlos Varela parece incierto. En círculos políticos hay toda clase de murmuraciones. Ya entre algunos panameñistas de tuerca y tornillo se percibe su tradicional paranoia golpista y hasta en broma y en serio comentan: ¡Ojo con la vice! Otros alegan que el presidente debe dar un “golpe… de timón”.

   Los panameñistas tienen en su ADN la psicosis del golpe. Su líder histórico Arnulfo Arias Madrid fue derrocado tres veces por los cuarteles: 9 de octubre de 1941, 10 de mayo de 1951 y la última el 11 de octubre 1968, cuando se refugió primero en la Zona del Canal, luego viajó a EE.UU. y se tomó por tres días la Embajada de Panamá en Washington; como no levantó vapor se hospedó en el hotel Watergate, inmortalizado por las escuchas de Richard Nixon y después se radicó en Miami para retornar a Panamá el 10 de junio de 1978, posterior a la campaña de boca en boca: ¡Viene el hombre! y pronuncia un discurso en el que tilda de “traición satánica” el golpe de Omar Torrijos.

  Abordar el tema de los peligros que penden sobre Varela no es sencillo. Hay que andarse con cuidado. El Consejo de Seguridad preñado por militares tiene ya la matriz de la paranoia sobre presuntos planes conspirativos contra el Gobierno. No es de extrañar que ya estén  armando expedientes, dan seguimiento y preparan “testigos protegidos” o inventados más bien.

  No es casual que el jefe del Ejecutivo, tras su retorno de Washington, saliera rodeado de militares fuertemente armados y luego designara a un militar explosivista como ministro de Seguridad encargado, algo que no sucedía desde los tiempos del general Omar Torrijos cuando Rubén Darío Paredes fue nombrado en el Mida. Además acaba de inventar nuevos rangos para los altos mandos de la Fuerza Pública. Pero lo malo para él es que la mayoría de los oficiales en cargos claves son “Made in USA!

 

Mezquita: No planteo golpe… ni quiero que se venga abajo
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 El perredista Rafael Mezquita resume que Varela no ha completado su segundo año de gobierno y mucha gente “ya piensa que estamos en el quinto… hay un desgaste grande”.

   Si Varela no asume el liderazgo ante la grave crisis, alguien –probablemente desde la oposición- lo hará y con eso “no necesariamente estoy planteando un tema de golpe de Estado ni nada por el estilo”, sino que la figura que destaque tendrá mucha opción para las elecciones del 2019, advierte Mezquita.

   Para Rafael Mezquita, el presidente Varela tiene que dar un golpe de timón, si no tendrá un tercer año difícil; si el segundo año ya fue duro, el que viene será peor. No es que quiero que se venga para abajo, pero es la realidad, añadió.

  Varela es ingeniero industrial, una de las ramas de la ingeniería que surgió para enfrentar con mayor eficiencia a los administradores de empresas, bajo el argumento de optimizar el uso de recursos humanos y técnicos para mejorar la producción, pero algo está fallándole.

  De acuerdo con el perredista, el problema más grande de Varela es cuando lo comparan con el gobierno anterior que era más rápido y con alta ejecutoria; él se queda “chiquito”.

La falla fundamental de Varela es su estilo, sostiene Mezquita; es el director de la orquesta, pero no hay capacidad y como se trata de un problema de personalidad: él no va a cambiar.

Propios panameñistas cuestionan que el equipo de Varela está lleno de “cuatreros”: altos cargos que solo trabajan hasta las 4:00 p.m. Con “El Loco” Martinelli se arrancaba en la madrugada y no sabías cuándo terminaba la jornada.

¿Cambió Varela o siempre fue así?

  A Juan Carlos Varela lo conocí allá por el año 1998. Un amigo mutuo: Fernando Arias nos presentó e intercambiamos varias veces opiniones. Eran los tiempos en que estaba como jefe de campaña de Alberto Vallarino y ya se perfilaba como un futuro contendiente al liderazgo de Mireya Moscoso y Marco Ameglio. Era un tipo afable. Cuando me veía, me decía: ¡qué pasó tocayo! El tiempo o el cargo –según los que lo conocen mejor- parece que hizo cambiar al hoy presidente. Ahora se le nota tenso; promueve la descentralización, pero contradictoriamente centraliza las decisiones; le arman estrategias, pero al final las desecha y se hace lo que trae preconcebido; se molesta si eres su amigo y visitas o hablas con un adversario; designa a un opositor al libre mercado para que recomiende políticas a un país de economía abierta; pregona mucho cristianismo, pero se le percibe con rencor. ¿Cambió o siempre fue así? ¡No lo sé!

¡Se alinean los astros!

La situación que se vive en el país se calentó desde abril con una serie de acontecimientos; caída abrupta en las encuestas, escándalo de los #MossackFonsecaPaper, el caso Waked, los reclamos de Curundú y hasta un grupo de taxistas reclama recolección de firmas para llevarse a Varela.

Dentro de una protesta de taxistas contra Uber, el dirigente Melquiades Delgado, de la piquera Radiotaxis Cristianos, señaló que iban a “recoger firmas para llevar al presidente ante la Comisión de Credenciales de la Asamblea, porque si como presidente no quiere respetar la Constitución, tiene que ir a un juicio político, así como  Dilma Rousseff (en Brasil)".

El sector empresarial a través de la Apede expresó preocupación por el presente y futuro del país, por lo que hizo un llamado al Gobierno, partidos políticos, líderes empresariales y sindicales y de otras organizaciones, para la unidad frente a la fuerte crisis que enfrenta Panamá.

Sin embargo, el dirigente del Suntracs y de Frenadeso Saúl Méndez planteó que la salida en Panamá es una constituyente originaria autoconvocada por el pueblo que asuma los poderes  del Estado. La Iglesia católica no debe prestarse para diálogo de “yo con yo” de la mafiocracia, añadió.

  Para un analista de inteligencia, el escenario actual es peligroso, pero nadie ve lo preocupante  de la situación. Hay varios detonantes que pueden hacer explosión por combustión espontánea.

 En el plano externo, el país está desprestigiado y entrando en una crisis económica real que puede provocar salida de capitales. La marca país se fundió, y la Cancillería no ha sido capaz de neutralizar los ataques de Francia y otras potencias. ¡Vamos en “caída libre”!, sostiene el analista.  

  Ya ahora hasta somos tema de la campaña política en EE.UU.: estamos a punto de inaugurar una gran obra de interés a nivel mundial como la ampliación canalera, pero los escándalos son los que proyectan ahora mismo a Panamá. A juicio del informante, hay un plan para quebrar al sector servicio panameño, el Gobierno lo conoce, pero no sabe cómo enfrentarlo.

En el plano interno, el desempleo a corto plazo es real, se vaticina un aumento de la protesta social, y la Policía se ha visto rebasada en temas como lo sucedido en el estadio Maracaná, Curundú y la Universidad Nacional.

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Al análisis no escapa que los comercios no están pagando a los 30 días de vencimiento a sus proveedores, lo que es un indicio grave del rápido deterioro de la economía interna y crece el “fantasma” del estancamiento económico preinvasión del 89. El equilibrio social entre ricos y pobres se está quebrando.

 Hasta el Partido del Pueblo (comunista) se huele que hay algo podrido en Dinamarca y tras mucho tiempo de silencio, acaba de sacar un manifiesto en el que advierte que tras los #PanamaPapers, la oligarquía financiera de Panamá está sacudida y eso viene provocando una “inestabilidad de la política blandengue en que ha devenido el gobierno de Juan Carlos Varela, que ante la necesidad de cambios radicales del sistema se ha quedado en cambios de retoque, de hacer potable lo que ya el pueblo no quiere y no acepta”.

 “El conflicto social que está tomando cuerpo cada día se agudizará como el escándalo de procedencia internacional, porque nuestro país no puede vivir dentro del viejo orden diseñado y usufructuado por la oligarquía financiera y en aras de sus amos imperialistas”, alegan los comunistas que reclaman como salida una nueva Constitución. 

Así las cosas, de parte del Gobierno no hay muchos que quieran hablar. Ya ni yo mismo me creo lo que digo en la televisión, exclamó uno de los voceros oficiales que rellenan los noticieros de televisión.

Un panameñista de viejo cuño me sostiene y aclara que ahora estamos ante el varelismo que es otra cosa. Nosotros no olvidamos los golpes de los tongos. Pero además acepta que ya por Palacio se escucha la frase “ojo con la vice” y se le cuestiona a Isabel de Saint Malo por “dispararse” en temas como el de Barro Blanco.

  La fuente asegura que el partido está unido, pero a la vez dividido en facciones de “barones políticos” que no se petardean y se toleran: están “unidos por la papa”.

Navarro: ‘Pura paja’

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Los que creen en las teorías de la conspiración alegan que en Panamá se está ejecutando aquel plan “fallido” de la “Nueva República” de Roberto Eisenmann, Alvin Weeden y Mario Galindo, que proponía que Varela y Juan Carlos Navarro se dividieran el poder para gobernar cada uno 30 meses.

 Pero Navarro alega que eso no va a ocurrir. Esos inventos y supuestos acuerdos de recámara son pura paja: la democracia y la libertad siempre triunfan, aun cuando se enfrentan al reto de un pésimo gobierno que nada resuelve.

 Juan Carlos Navarro dice que ve mal el futuro de Varela y “peor” el del país en sus manos. Como panameño quiero lo mejor para mí nación, pero el presidente ya ha demostrado que no tiene la capacidad para dirigir la nación: ojalá escuche a la gente y cambie al Gabinete de raíz, con un golpe de timón por el bien del país. 

  ¿Cree que el país puede soportar el actual ritmo de gobierno?

 No. Aquí no se resuelve nada, no se toman decisiones. Siento que la gente está cada día más frustrada por un gobierno y un presidente lentos, perezosos, incapaces y corruptos. Esto es muy peligroso: deteriora la democracia, atenta contra la paz social y ya afecta negativamente los empleos y las inversiones. 

  General Paredes: ’falta propaganda’

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 Un optimista es el general (R) Rubén Darío Paredes, quien alega que el presidente Varela hace un esfuerzo por quedar bien, pero tiene un flanco débil en su organización: le falta una eficiente maquinaria de promoción y propaganda.

  Aunque fuentes confiables me aseguran que al menos cuatro civiles rechazaron el Ministerio de Seguridad, el general Paredes no cree eso y afirma que de cada 10 panameños, 9 aceptarían ese honor de prestar servicio a la Patria.

  El exjefe de la Guardia Nacional vaticina que el comisionado Alexis  Bethancourt lo hará mejor que Rodolfo Aguilera en el Ministerio de Seguridad. 

 Así las cosas, a Varela solo le falta que su partido o sus “opositores” satélites pierdan el control de la Asamblea Nacional o que le aparezca una extraña donación a su campaña para profundizar más la crisis en la que él y todos estamos inmersos. ¡Una cosa está clara: los panameños sensatos queremos que el presidente culmine su gestión, pero él debe estar claro en que Panamá no está para mirar el cielo azul y el candente sol; al contrario: hay nubarrones reales y sociales, que en el cristal del gobernante parece que no se ven!

 

 

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