Opinión - 03/5/14 - 01:14 AM

50 años de un mensaje a la conciencia

Se transmitió por primera vez el 4 de mayo de 1964 por la emisora YSU en la República de El Salvador. Ese histórico día a nadie se

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Hermano Pablo

Se transmitió por primera vez el 4 de mayo de 1964 por la emisora YSU en la República de El Salvador. Ese histórico día a nadie se le hubiera ocurrido que en el transcurso de cincuenta años se difundiría, sin interrupción, quince mil seiscientos días de lunes a sábado, no solo por radio, sino también por televisión, por la prensa escrita y vía internet, y no en un solo país de Centroamérica, sino en más de treinta países del mundo. De ahí que la voz de Pablo Finkenbinder, conocido como el Hermano Pablo, tal vez llegó a ser la voz más escuchada en todo el mundo hispanohablante. Y de ahí la magnitud de la responsabilidad que le entregó a este servidor, Carlos Rey, ya que a partir de 1996 el Hermano Pablo, a los 75 años de edad, deseando un merecido descanso del ajetreo diario de la preparación y producción de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA, dejó de grabar mensajes suyos, y decidió que a partir de esa fecha todos los nuevos mensajes los grabaría su sucesor.

En 1970 se produjeron 72 MENSAJES A LA CONCIENCIA en cintas de 16 milímetros, que se comenzaron a transmitir por televisión en Lima, Perú. En 1980, se produjeron los primeros cien programas en video.

La primera columna de prensa del Hermano Pablo fue publicada en 1971, en la Prensa Gráfica de El Salvador. La primera columna electrónica de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA, vía internet, apareció en www.conciencia.net, en 1998.

Tal vez la descripción más acertada que se le haya dado a UN MENSAJE A LA CONCIENCIA sea la que le dio el gerente general de Panamericana Televisión en Lima, Perú, quien calificó el programa como espiritual sin ser religioso. El Hermano Pablo en uno de los mensajes que grabó muchos años antes del 2012, en que falleció, él resumió esa declaración de misión en las siguientes palabras: «No ando buscando fantasmas ni levantando luces rojas. No soy ni sensacionalista ni fanático. Solamente hago un llamado a la conciencia e invito a la reflexión.»

Sin lugar a dudas, el Hermano Pablo logró su objetivo de ser la voz de Dios a nuestra conciencia. Pero la visión que tuvo el Hermano Pablo se extiende más allá de su objetivo inicial. Para que UN MENSAJE A LA CONCIENCIA tenga un futuro tan prometedor como su pasado, tiene que seguir despertando la conciencia del pueblo hispano a fin de rescatar los valores morales y espirituales de nuestra sociedad. Determinemos cada uno que vamos a contribuir a extender esa visión. Abracemos individualmente esos valores culturales, morales y espirituales, y defendámoslos a capa y espada para así legarles a las futuras generaciones un mundo mejor, transformado por el poder y la gracia de Jesucristo.


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