Adiós Papá...

Por: Columnista -

Este mes de febrero será diferente a otros. Caminando por las veredas de la Ciudad, nos encontramos con el florecimiento de los guayacanes, que anuncian la primavera boreal. Un campo rosado de flores cubre las calles, alegrando el panorama visual, dando esperanza de que el futuro se pinta promisorio para todos. Empero, también nos traen recuerdos de los seres queridos que se adelantaron en el camino.

De pequeño, siempre miramos con admiración la figura paterna. Aquellas navidades y reuniones en donde compartíamos en familia, las anécdotas cotidianas, se nos vienen a la mente. Igualmente, los consejos y regaños del viejo, que nos inculcaba ser ciudadanos ejemplares, profesionales de provecho, para que nuestro entorno esté en paz, en armonía, enrumbados hacia el éxito en la vida.

Carlos Fernando Sánchez Franco no fue como otros padres. Era un “súper papá”. Nunca descansó para brindarles a su esposa, hijos y nietos, lo mejor. Hubo momentos difíciles, otros más hermosos, al compartir en el hogar. El usual regaño no quedaba de más, pero fue el aviso diario de que cada uno debíamos ser prudentes con el prójimo, para que nuestro país supiera que al salir a la calle, buscaríamos el bien y no el mal.

Al irse de este mundo para estar en la presencia del Señor, me sorprendió ver el aprecio que sentían muchos a la labor de mi padre como Corredor de Bienes y Raíces. En su rol de dirigente y maestro, se esforzó siempre por defender los derechos de los profesionales panameños. No había fecha o día complicado para no atender a un cliente, o aconsejar a un compañero de la profesión.

Hubo veces que no cumplimos con lo que mi padre nos recomendaba. Pero, en vez del enojo o la reprimenda, se tuvo siempre su apoyo incansable para superar las adversidades. La parábola del “Hijo Pródigo” encajaba como anillo al dedo. El padre jamás dejó de amar a sus hijos. Su abrazo y consejos nos daban energías para seguir adelante.

Pido a Dios que acoja en su morada a mi padre, Carlos Fernando y nos guie desde el cielo, por la senda del bien. Gracias Papá por tus consejos. Seguiremos demostrando que somos ciudadanos dignos, para que nuestro país prospere. Amén. Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigas y amigos todos.

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