Infiernillo político

Por: Ramón Jiménez Velez -

Bueno, bueno, la correcta definición del presidente de la República en el sentido de que el continuismo también es democracia, produjo una serie de reacciones contrarias llegándose incluso a manifestar que la alternación o alternancia es lo realmente democrático.

Por cierto que en un país en donde cada habitante se siente un experto en el tema político, generalmente sin el menor conocimiento de la ciencia política, se ha llegado a confundir el concepto de continuidad con reelección, que definitivamente no son lo mismo.

De paso soslayan el objetivo de todo partido político, el cual es de alcanzar el poder por la vía democrática electoral transparente que lo legitima y, una vez alcanzado, retenerlo y buscar extenderlo, para poder realizar su compromiso ideológico y programa de gobierno, siempre y cuando se utilice para ello los medios lícitos de la democrática vía electoral, sin ventajas ni imposiciones.

Incluso nuestra historia política revela que todas los partidos y gobiernos tratan de continuar en el poder.

El principio de alternancia o de péndulo, propio de los países bipartidistas que incluso tienen la reelección inmediata (EE.UU), es aquel según el cual, un partido no puede mantenerse indefinidamente en el poder y debe ser reemplazado por otra tendencia política sin ello implicar cambiar o revolver todo.

Se trata de una de las cinco características del gobierno representativo que establece un término fijo de mandato, permitiendo elegir a partidos de diferente ideología.

Contrapuesto está el continuismo o la prolongación de un sistema (p.e: presidencialismo) de un gobierno por otro que lo sustituye, sea de la misma tendencia ideológica o no.

Continuismo implica políticas nacionales que trasciendan los gobiernos y signifiquen progreso y estabilidad, no el cambio constante en cada nueva administración con programas diferentes que frenan el desarrollo.

La estabilidad es la permanencia y seguridad de una situación establecida, afirmando lo presente frente al retroceso.

Finalmente, todo depende de la decisión de los electores si desean prolongar un partido o programa de gobierno (no necesariamente a una persona) o se inclinan por el cambio.

Requiere de la legitimidad del régimen, su eficacia, su honestidad, respaldo popular, aplicación de las leyes, legitimidad institucional e incluso, la continuidad de estos requisitos para el bienestar general, combatir la pobreza, una economía sana, y un desarrollo político de la sociedad, con instituciones y partidos políticos.

Bueno eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.

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