Opinión - 16/2/14 - 12:44 AM

Los discursos políticos

Los candidatos a presidentes no han podido motivar a la juventud a que participe en las elecciones de mayo de 2014. ¿Por qué los muchachos de

Por: -

Julio César Caicedo Mendieta / Julio César Caicedo Mendieta

Los candidatos a presidentes no han podido motivar a la juventud a que participe en las elecciones de mayo de 2014. ¿Por qué los muchachos de hoy no se ven entusiasmados por participar en las actividades de los partidos políticos como antes? Las elecciones ya están a la vuelta de la esquina, razón por la que debiera percibirse un alto interés en los jóvenes panameños y no el marcado desencanto, tanto hacia los partidos como hacia las candidaturas independientes.

¿Será porque salta a la vista el macabro deterioro político panameño, que tiene portillos abiertos para que delincuentes de todas las pelambres sean protagonistas? Con solo ver los rostros que se exhiben en ciertas vallas publicitarias, usted escucha una voz altisonante detrás de sus orejas diciendo: ¡No te metas en esa vaina!

Pueda que la ausencia juvenil, lo sea por el tono tan frío de las propuestas; veamos: Si “Mimito” gana como anuncian las encuestas, será en parte por la excelente, buena, regular o mala labor del Gobierno. “Mimito” habla muy bien, pero eso es todo, no es casual que lo acompañe la primera dama. “Juanka”, que siempre lo he respaldado, estoy dudando seriamente esta vez, sus discursos cada amanecida nos arrastran más hacia la fuente de la juventud, cada día son más infantiles y ñañecos, y para colmo de males se pone de vice a “súbete a mi moto”. Y Juan Seco me ha sorprendido con una propuesta sensata, la de cambiar los servicios de hueco por sanitarios con taza, tanque y sumidero; por lo menos pueda que sepa por qué los chivos cagan bolitas: el hombre sabe bastante del destino de la mierda en este país que provoca gastos multimillonarios al Estado. De los otros que llegarán en cuarto, quinto y último lugar se destaca el doctor Chapatín, que desde sus discursos en la colina universitaria no ha podido eliminar de su vocabulario el futuro pluscuamperfecto en 3.ª persona del verbo decir: no deja de pronunciar digamos, digamos y digamos. Digamos pues que en toda la campaña política para 2014 no se ha escuchado un solo discurso que haga vibrar hasta la locura a las muchachas, como cada vez que ven al culicagado de Justin Bieber. Digamos.


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