Sucesos - 02/8/14 - 10:13 PM

Dan adiós a náufragos de Chiriquí

Las honras fúnebres de los mellizos Einar y Roberto Araúz, quienes fallecieron hace una semana en el naufragio de la embarcación La Appaloosa en Chiriquí, fueron realizadas

| Crítica

Las honras fúnebres de los mellizos Einar y Roberto Araúz, quienes fallecieron hace una semana en el naufragio de la embarcación La Appaloosa en Chiriquí, fueron realizadas ayer.

Cientos de amigos, familiares y compañeros de trabajo se congregaron en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, de David, para despedir a los hermanos.

Los gemelos Araúz, al igual que Antonio Figueroa Castillo, fueron las tres personas que fallecieron en el naufragio de la embarcación que se volcó con 14 tripulantes.

A eso de las 2:30 p.m. del domingo 27 de julio la embarcación presentó inconvenientes; los otros 11 ocupantes fueron rescatados por la nave Super Akón 2.

Muerte por naufragio

La práctica totalidad de los náufragos mueren de hambre y de sed en un plazo no superior a los 4 días, rodeados de agua que no pueden beber, pero también en muchos casos mueren por beber agua de mar.

El agua de mar está muy mineralizada; la cantidad de elementos que contiene es muy grande: 35 gramos de sustancias químicas. El cloro, por ejemplo, que se encuentra en gran cantidad en el agua de mar, se convierte, en nuestro aparato digestivo, en un ácido muy corrosivo; el azufre, al combinarse con el magnesio, produce un laxante potentísimo: el sulfato de magnesio. La elevada salinidad del agua de mar ingerida en gran cantidad somete a todo nuestro organismo a una presión osmótica cuatro veces superior a la de nuestras células en cada litro. Entre estas sustancias, hay las que a partir de determinada cantidad provocan reacciones patológicas graves en nuestro organismo.

Es la tremenda cantidad de agua ingerida la que, al colapsar los mecanismos automáticos de isotonización, hace estallar las células que entran en contacto con ella.

No es gratuito, por tanto, el prejuicio de que si el náufrago bebe agua de mar está condenado a morir.

 
 

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