Sucesos - 11/8/25 - 12:00 AM

Legítima defensa: ¿hasta dónde puede uno proteger su vida?

El caso, que tardó cinco años en llegar a audiencia por las demoras del sistema inquisitivo, terminó siendo un ejemplo clave de legítima defensa.

 

Por: Rocío Martins Crítica -

En el año 2013 un joven de origen santeño, tranquilo y de pocas palabras, se convirtió en acusado de feminicidio después de apuñalar a su pareja en medio de una discusión. La versión inicial era contundente: un crimen pasional. Pero la verdad, oculta entre testimonios falsos y fallas forenses, reveló algo más impactante: él solo se defendió.

El caso, que tardó cinco años en llegar a audiencia por las demoras del sistema inquisitivo, terminó siendo un ejemplo clave de legítima defensa, un concepto jurídico que muchos invocan, pero pocos logran probar.

La pareja vivía en Darién, donde la mujer —mayor que él y con un hijo de una relación anterior— de pronto se involucró en una aventura con su primo. Una tarde, ella dijo que iría a casa de su madre, igual que lo había hecho otras veces, pero el joven, sospechando, la siguió y los descubrió juntos. Al descubrir el engaño, el joven huyó sin confrontarlos. Ella, furiosa, salió corriendo detrás de él, pero antes de llegar a su casa, primero fue a donde su madre, y allí agarró un cuchillo.

Ya en su vivienda, ella atacó al joven: le rayó el pecho con el cuchillo, mientras él intentaba esquivarla. En la lucha, cayeron sobre la cama; ella quedó encima, pero él logró quitarle el cuchillo y la hirió dos veces bajo el seno izquierdo, perforando el corazón.

La hermana de la víctima, que también los siguió, presenció cuando ella cayó en la puerta, agonizando, mientras alcanzó a ver al joven parado detrás de ella con el arma blanca en la mano. En el juicio la prima mintió, afirmó que él la apuñaló en la puerta de la casa por la espalda —algo imposible, pues las heridas y la posición del cuerpo lo desmentían—.

El abogado y criminólogo Vidal Pérez, quien defendió al acusado, explica que para que se configure la legítima defensa deben cumplirse tres condiciones:

1. Agresión ilegítima, actual o inminente: el ataque debe ser real y en curso.

2. Medio racional para repeler: la fuerza usada debe ser proporcional (ej: no disparar a alguien que huye o está desarmado).

3. Falta de provocación: quien se defiende no debe haber iniciado la agresión.

"El miedo no se manifiesta igual en todos”, precisa Pérez. “Si una persona cree que su vida corre peligro, puede congelarse, actuar sin pensar o tener una reacción inesperada", agregó.

¿Por qué muchos abogados pierden este tipo de casos?

Desde el punto de vista del especialista esto puede deberse a:

- Pruebas mal presentadas: sin peritos que reconstruyan escenas o testimonios sólidos, es difícil probar la proporcionalidad.

- Testimonios falsos: como el caso de la hermana la víctima en este caso, que distorsionó los hechos.

- Exceso en la defensa: si el agresor ya está neutralizado y se le sigue atacando, ya no es legítima defensa.

"No faltan leyes, falta preparación"

Pérez aclara que el problema no es la legislación panameña —que en el artículo 32 del Código Penal amparan la legítima defensa—, sino la capacidad de algunos abogados para demostrarla. "Hay que convencer al juez o jurado con pruebas técnicas, no solo con palabras".