En el 2011, cuando las redes sociales y la página web de Crítica apenas nacían, el reportero gráfico de Crítica hizo lo que muy pocos se atreven hacer: quedar en medio de una balacera y no sufrir de pánico o temor, sino grabar los hechos que se desarrollaban, sin importarle ser alcanzado por una bala.
La noche del 10 de junio de 2017, comandos de las Fuerzas Especiales de la Policía frustraron el robo de un camión blindado de la compañía Dumbar International y arrestaron a cinco personas, entre ellas cuatro agentes de seguridad, tras un fuerte tiroteo en el área del Muelle 8 del puerto de Balboa.
El video grabado por nuestro reportero gráfico mostró la persecución, el tiroteo y el arresto. Ese trabajo que muestra cómo este periodista arriesgó su vida para llevar la noticia fue presentado a un concurso de Periodismo en Panamá, pero no ganó. Sin embargo, Santamaría obtuvo algo mejor: se ganó el respeto y admiración de sus colegas; y eso vale más que cualquier estatuilla o dinero.
"Santa", "el hermanito", es el reportero gráfico de la noche. Es el encargado de buscar las noticias que a nadie le gustan. Es el hombre que está en cada hecho de sangre o accidente que ocurre cuando todo el mundo duerme. Es testigo del dolor, de la pena, del adiós. Los lectores no lo conocen, no es protagónico, pero sus fotos están siempre allí, en las páginas de este diario. "Santi" no pide mucho. A la madre, secretaria de Crítica, solo le exige las baterías para su cámara y que lo llamen cuando hay algún agasajo o reunión especial en la Redacción. ¡Siempre se olvidan de mí!, dice.
No trabaja en ese horario acostumbrado por muchos, no usa saco, corbata ni tampoco camisa. Su estilo es muy casual, la comodidad va de su mano. Para muchos, ni siquiera es periodista, solo fotógrafo; para Crítica, sí lo es.
Los lectores no lo conocen, no es protagónico, pero sus fotos están siempre allí, en las páginas de este diario. "Santi" no pide mucho. A la madre, secretaria de Crítica, solo le exige las baterías para su cámara y que lo llamen cuando hay algún agasajo o reunión especial en la Redacción. ¡Siempre se olvidan de mí!, dice.
No trabaja en ese horario acostumbrado por muchos, no usa saco, corbata ni tampoco camisa. Su estilo es muy casual, la comodidad va de su mano. Para muchos, ni siquiera es periodista, solo fotógrafo; para Crítica, sí lo es.
Es un monstruo en el área digital. No solo toma fotos y videos, también tiene que buscar la información y cuando la tiene, hace el llamado característico: ¡Sube, hermanita, sube", que en el lenguaje de Crítica no es más que "publica rápido la foto o el video" en la web.
Después de muchos años, Crítica Web hace honor a este reportero gráfico que cualquiera redacción digital del mundo quisiera tener. ¡Feliz día, a todos los periodistas!
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