Viva - 28/8/15 - 03:45 PM
El orden del nacimiento no influye en la personalidad
Se dice que los hijos mayores son más inteligentes y más abiertos en relación con los segundos o los últimos.
Siempre se ha creído que el orden en que llegamos al mundo define nuestra personalidad, se dice que los hijos mayores son más inteligentes y más abiertos en relación con los segundos o los últimos. Pero la ciencia ha demostrado lo contrario: el orden no tiene ninguna incidencia en el temperamento de las personas. Esta diferencia se marca en función de cómo los padres educan a los niños.
Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, a 377 000 estudiantes de colegio, demostró que los primogénitos tienen un IQ superior en 1 punto frente a sus hermanos menores, lo que no marca una diferencia real. Asimismo, la creencia popular dice que los hijos mayores son más extrovertidos, agradables y conscientes, pero esas diferencias son infinitamente pequeñas en relación con sus hermanos, explicó el profesor Brent Roberts, quien lideró el estudio.
Estadísticamente, los resultados van a la par de los clásicos estereotipos descritos por el psicólogo Alfred Adler, a inicios del siglo pasado: el primer hijo es un líder natural; el menor es malcriado y dejado, y el del medio es el ignorado, pero la realidad podría distar mucho de esa concepción.
Esta teoría ha sido muy debatida, algunos expertos la han criticado y otros la han defendido, porque según Adler, los hijos mayores tenían un coeficiente intelectual de 2,3 puntos por encima del segundo hijo y él, 1,1 por sobre el tercero.
Pero esta nueva investigación ha demostrado que esta teoría ha exagerado las diferencias que existen entre las personalidades de los hijos. Según Roberts, las divergencias en la forma de ser y la inteligencia que tienen son tan pequeñas que no permiten tenerlo como un resultado significativo para apoyar el enunciado de Adler.
"No va a ser capaz de sentar a dos personas una junto a otra y encontrar las diferencias por el orden de nacimiento que tengan. Nadie lo puede diferenciar", señaló el psicólogo.
Para llegar a este resultado, los investigadores compararon a los niños de diferentes familias y no de la misma, para entender que la personalidad está ligada al ambiente en donde el pequeño se forma y no al orden de nacimiento.
"Los estudios previos no siempre miden la personalidad de cada niño individualmente. Solo preguntan a un chico, por lo general el mayor, si es más maduro que sus hermanos", señaló Rodica Damian, psicóloga de la Universidad de Houston.
La clave del asunto es que los mayores siempre serán mayores, se desarrollarán primero, serán más responsables y tendrán una visión más paternal de sus hermanos. "La gente dice, 'mi hijo mayor es más maduro que el menor', claro, es el mayor", explicó Damian.
Los investigadores también examinaron a las familias que encajaban en un perfil definido: tenían tres hijos cuyos padres vivían bajo el mismo techo, en una relación estable, para determinar si existían diferencias significativas entre el hijo mayor, el del medio y el menor. Pero los resultados determinaron que las diferencias que existían entre cada hijo de una misma familia y de las otras eran realmente minúsculas, según Roberts.
De allí que los padres no deben dejarse llevar por el orden de nacimiento y que esto influya en la forma cómo se cría a los niños, porque esto no se relaciona con la personalidad o el coeficiente intelectual.
El problema es que los padres somos diferentes para cada hijo. Con el primero, recordamos todo, estamos pendientes de si respira de noche, sabemos cuándo le salió el primer diente, celebramos cada logro. Ese niño es el único que siempre tendrá a sus padres para él o ella completamente, todos los otros hermanos tendrán que compartir.
Los primogénitos entran a una familia de adultos y él pronto será un adulto pequeño.
Otros datos de la personalidad de los hijos:
Según las investigaciones, los primogénitos tienden a pasar más tiempo con los padres. De hecho, un sondeo realizado a 250 000 hijos estimó que los primogénitos están unas 3 000 horas más con sus progenitores entre los 4 y 13 años que sus hermanos, en el mismo lapso.
Esta "atención extra" los podría convertir en personas fuertes y responsables, otorgando una mayor presión para tener éxito y hacer las cosas bien.
Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Berkeley encontró que los hermanos menores son 1,5 veces más propensos a dedicarse a deportes más arriesgados y más agresivos.
Asimismo, se evaluó que los hijos del medio tienden a desarrollar una mayor inteligencia emocional, porque deben lidiar con las personalidades de sus hermanos y destacarse entre ellos.