Propiedades curativas del girasol
El girasol tiene propiedades diuréticas y expectorantes. En homeopatía, se emplea en preparados contra la fiebre y los resfríos, dolencias estomacales, las hemorragias nasales, etc.
De las semillas de girasol se extrae un aceite rico en vitamina E, el cual resulta muy beneficioso, de forma externa, para la piel, ya que la suaviza y regenera y, en caso de quemaduras solares, no solo las aliviará, sino que evitará la formación de ampollas y cicatrices.
Es importante observar que el aceite de girasol, al igual que los de oliva, semillas de calabaza y germen de trigo, está indicado en el tratamiento de las quemaduras, sobre todo las causadas por el sol.
Si se incorpora en la dieta, este aceite, que es fuente de ácido linoleico, contribuye a disminuir el colesterol malo o LDL y a prevenir la formación de coágulos sanguíneos.
Igualmente, el aceite de girasol ayuda a aliviar el dolor de garganta. Es suficiente una cucharadita para combatir las afonías y, en general, los dolores de garganta. Además, debido a sus propiedades febrífugas, está indicado en el tratamiento de los procesos catarrales.
Las semillas de girasol proveen calorías que brindan impulso y también estabilizan los nervios porque contienen aceites que son calmantes y vitaminas del complejo B que ayudan a nutrir al sistema nervioso.
El café elaborado con semillas tostadas de girasol es bueno contra jaqueca y dolores nerviosos de la cabeza.
- Para fiebres y resfriados. Macerar 2 g de hojas secas de girasol en 20 g de alcohol a 60% durante 10 días. Filtrar y pasar a un frasco con gotero. Tomar 20 g con agua cada 3 horas.
- Para prevenir la formación de coágulos sanguíneos. Comer dos cucharadas de semillas frescas (30 gramos) de girasol al día.
- Para afonías y dolores de gargantas. Tomar una cucharadita de aceite de semilla de girasol tres veces al día.