El Ejecutivo anunció ayer la asignación de 500 millones de balboas de los aportes del Canal de Panamá para obras de infraestructuras. La cifra corresponde a una década y cada año se invertirán 50 millones de balboas.
El anuncio se hizo en el aniversario de una de las gestas históricas del país: los sucesos del 9 de enero de 1964. Sin duda que la medida también busca ganar apoyo popular frente a la próxima consulta popular en torno a la construcción de un Tercer Juego de Esclusas.
Aunque la vía acuática, aporta anualmente casi 400 millones de balboas al Estado, existe la percepción de que el Canal sigue siendo otro mundo y que poco beneficia al común de los panameños.
El problema quizás radica en que esos dineros van a la caja común del gobierno y se gastan en burocracia y no en proyectos que beneficien a la colectividad, salvo los 10 centésimos por tonelada que hoy se destinan para educación y nutrición.
Dentro de pocos meses, el país se verá abocado a un debate sobre las conveniencias o no de construir un tercer juego de esclusas. Será el proyecto más ambicioso que registra la historia panameña. La inversión se estima en 5,000 millones de balboas.
Las autoridades canaleras sostienen que las obras deben ser pagadas por los propios usuarios a través de una sobretasa, para así no comprometer financieramente a la República de Panamá.
Ese método de financiamiento y ahora el proyecto de destinar parte de los aportes del Canal a construir carreteras, escuelas, acueductos y otras obras con el Fondo que ayer se estableció, pueden disminuir el rechazo que pueda existir en torno a la ampliación.
Al final lo importante es que se analicen las ventajas que pueda tener el proyecto y no se vote para castigar a un gobierno.