Sentados y con la mirada perdida se encontraban en una banca del Hospital del Niño, los familiares del Juan José Peralta, de 14 años.
Unos pisos más arriba, en la Sala de Cuidados Intensivos del mismo centro hospitalario, el adolescente libraba una gran batalla, quizás la más importante de su existencia, la de permanecer con vida.
El adolescente había llegado horas antes remitido desde el Hospital Manuel Amador Guerrero, después que en un lamentable accidente en la comunidad de Nueva Veraguas en la Costa Abajo de Colón, resultara herido en la cabeza con un tiro de escopeta.
Su padre Evangelio Peralta, explicó que Juan José lo acompañaba cotidianamente a las cacerías, pero ..nunca" lo dejaba manipular armas.
Ese fatídico domingo, sin que sus padres se dieran cuenta, el menor se adelantó a la cacería, llevándose la escopeta. Al darse cuenta de lo ocurrido, don Evangelio fue en búsqueda de su hijo con otros miembros de la familia ubicándolo en un precipicio cercano.
Los familiares piensan que el adolescente pudo haberse resbalado por la pendiente con el arma, la que terminó disparándose en la cabeza.
Con la esperanza y la fe puestas en Dios, de que ocurra un milagro, los familiares prácticamente se la han pasado en vela durante muchas horas.
Los padres del menor Evangelio y Agapita Peralta sin importarles el cansancio no desean alejarse de él. Aunque los pronósticos médicos en este caso son reservados, pues la herida infringida es de suma gravedad la esperanza es lo último que se pierde.