Aunque parezca increíble, dos personas fueron asesinadas la noche del miércoles por un guardia de seguridad privado, que furioso salió a perseguir a un grupo de jóvenes a los que el asiático, propietario del local en que trabajaba, acusó de querer robarse un paquete de galletas.
Las víctimas resultaron ser Leonel Ruiz, de 32 años, y el menor Esteban Rangel, de 17, quienes ni siquiera estaban dentro del minisúper El Bueno, en la barriada Nuevo Tocumen, donde ocurrió el hecho, sino en las afueras del local.
Enilda Ruiz, madre de Leonel, narró entre lágrimas, que su hijo, un trabajador de un restaurante chino de comida rápida, había salido a hacer una llamada, cuando en eso otro de sus hijos salió gritando del minisúper que el guardia de seguridad lo quería tirar (a Leonel), y al intentar ver qué pasaba, sin mediar palabra alguna, el joven recibió dos disparos que le quitaron la vida de forma instantánea.
Leonel deja en la orfandad a seis niños, 3 varones y 3 niñas, el menor de los cuales tiene sólo tres años.
"Mi hijo era un hombre bueno, que no se metía con nadie, le gustaba mucho jugar baloncesto y no comprendo por qué ese seguridad me lo mató", se preguntaba sollozando la afligida madre.
Mientras en el hogar del menor Esteban Rangel, su hermano Joseph Alberto, de 19 años, narró la impresión que se llevó al ver cómo el mismo seguridad lo hería de muerte.
"Mi hermano iba camino al minisúper cuando se formó la balacera, y al intentar huir de ese lugar, el vigilante le disparó", afirmó Joseph.
Esteban era un estudiante del Instituto Comercial Bolívar, que este año cursaría su VI año de Bachillerato.
Sus sueños de ser detective quedaron truncados por las balas de esa fatídica noche.
Según los familiares de los afectados y vecinos del área, no era la primera vez que tenían problemas con dicho seguridad y el asiático, que por la permanente psicosis de que le iban a robar, maltrataba a los clientes.
Al buscar una reacción del comerciante chino, éste se retiró del lugar y no quiso hablar del tema.