Los incendios de automóviles en plena circulación se han incrementado en los últimos años. Algo debe estar ocurriendo con los sistemas de funcionamiento que suscitan estas incineraciones donde la vida del conductor, los pasajeros y terceros corren peligro.
Las autoridades deben comenzar a prestar atención a estos acontecimientos, porque antes no se daban con tanta frecuencia accidentes de esta naturaleza.
Recordamos los tiempos cuando el gobierno se encargaba de efectuar el revisado de los vehículos. Después de un proceso minucioso de verificación era concedida la aprobación para que circularan por todo el país.
Ahora el proceso es llevado a cabo por empresas y talleres privados y los resultados parecen contradecir la intención original de seguridad. No queremos insinuar nada, pero se hace imperioso verificar que el dinero no sea el que otorga la certificación.
Es preciso realizar una revisión del asunto para evitar que el fuego continúe con su ceremonial de muerte, luto y también pérdidas económicas, no sólo para los dueños de los carros sino también para las empresas aseguradoras.
Tal vez sea necesario establecer un modelo diferente para devolverle la seguridad a los automovilistas, el país no necesita más problemas.
No hay que esperar que ocurra una nueva tragedia para empezar a tomar medidas correctivas. Los funcionarios deben accionar de manera preventiva y no limitarse sólo a reaccionar cuando se producen los problemas.
Ya hay varios casos de vehículos incendiados. Los técnicos de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre y del Cuerpo de Bomberos, deben hacer una revisión del tema, para evitar futuras tragedias.