Los niños pequeños no tienen claro el concepto de compartir. Es normal, por tanto, que no quieran prestar sus juguetes. No obstante, los padres deben enseñarles desde muy pequeños a corregir esa conducta.
Y es que la acción de compartir no se produce de forma natural, sino que es un proceso que se desarrolla lentamente, y que precisa tiempo y paciencia. Para ello, es fundamental tener en cuenta la edad del niño.
En los dos primeros años de vida, los niños no tienen ningún sentido de la propiedad, no distinguen cuando algo les pertenece o no. Si llevan tiempo jugando con un juguete o se familiarizan con éste creen que es suyo, no entienden que pueda ser de otro. Por ello, es importante a esta edad no obligarles a compartir ni a prestar sus juguetes sin antes consultarles. Debemos respetar sus sentimientos, de lo contrario, se podría convertir en un niño inseguro y más egoísta a la hora de compartir sus juguetes.
Alrededor de los dos o tres años son egocéntricos, piensan que todo gira en torno a ellos y aunque ya pueden entender el concepto de propiedad les cuesta mucho compartir.
A esta edad, empiezan a jugar con otros niños, comienzan a relacionarse y a participar en los mismos juegos.
Tienen que saber que los juguetes que saque de su casa cuando vaya al parque, a casa de un amigo o a cualquier otro sitio a jugar son para compartir, de lo contrario, debe dejarlo en casa para cuando esté solo.
Aunque les resulte difícil o una misión casi imposible podemos tomar en cuenta ciertas recomendaciones de la doctora Anna Garibaldi, psicóloga familiar, pues ella asegura que los niños deben saber con antelación que algunos juguetes son para compartir con sus hermanos y amigos. El pequeño debe comprender que compartir es una acción buena que hace que los demás disfruten con sus cosas y que por eso él debe sentirse orgulloso de sus juguetes y de que a los demás les gusten.