Jueves 1 de abril de 1999

 








 

 


EDITORIAL
Meditación, liturgia y recato en la Semana Mayor

La Semana Mayor, cuando la cristiandad católica conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, es evento de profunda reflexión donde los creyentes asisten a los pasos de la liturgia henchidos de fe y elevan plegarias y cánticos de orgullo y prez al sacrificio del Hijo de Dios hecho Hombre, que en la cruz salvó los pecados terrenales y afirmó la misión santificada que salva a quien crea y practique con íntima devoción.

En el pasado parroquial de Panamá, la Semana Mayor estuvo rodeada de esplendor cuando las procesiones, las meditaciones, las eucaristías, llenaron los templos y las vías ofertando cánticos de reverente amor; entonces, los vecinos lucían los mejores atuendos y concurrían en familia a las liturgias, desechando los jolgorios, los disfrutes epicúreos; censurando las carnalidades y los quehaceres viciosos del divertimiento.

Hoy, las costumbres panameñas han variado duramente, y como pregona el llamamiento del Arzobispo Dimas Cedeño, la convirtieron en un "Carnaval Chiquito", los viajantes que se desplazan a las playas y los ríos, en disfrute y molicie, olvidándose del compromiso de la observancia católica.

En tal derrotero de críticas y censuras a la liviandad que hoy acosa las prácticas religiosas, el sacerdote Crestar Durán, destacada cifra de los quehaceres eclesiales panameños, director de las acciones de Cáritas Arquidiocesana, llama a los feligreses a cumplir con sus deberes de fe y religión, y dedicar las horas de la Semana Mayor a elevar las estimas, profundizar las esperanzas en la vida eterna, y determinar los caminos de la redención y el ascenso que en verdad harán libres a quienes limpios de alma, cumplan con el Señor.

Los actos multitudinarios de la Semana Santa no deben servir a propósitos de clientelismo, militancia política y partidaria; hacerlo constituye una desviación censurable que merece rechazos y críticas.

Sin embargo, la Semana Mayor no debemos interpretarla con criterios estrechos que la hagan un interregno ausente de señalamientos del deterioro público y social que nos afrenta, y conduzca a soslayar los hechos de oprobio, ofensa y afectación ciudadana; razón por la cual la mensajería trascendente de los oradores sacros han de puntualizar los daños, las agresiones que al hombre, hijo de Dios, realizan los abusadores de mando y fortuna.

El espíritu triunfal de la Resurrección, la Gloria cantada de la vida eterna ha de servir para reiterar las esperanzas de redención de la humanidad que sufre carencias, abandonos, agresiones, y desesperanzas.

Ojalá la reflexión serena, el ánimo fraternal, la obediencia sumisa a los predicados de equidad, justicia y amor cristiano, florezcan en la Semana Mayor y mejoremos alma, ánimo y corazón, haciéndonos mejores compatriotas, fraternales vecinos, unitarios en la fe.

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Falleció el Dr. Bolívar Dávalos Moncayo abogado y brillante periodista de la localidad


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, quiero jugar más vivo que otros al manejar


OPINIONES




 

 

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