REFLEXIONES
¡Padre... por qué me has abandonado...!

Raymundo A. Moore W.

Así exclamó Jesús cuando, en la cruz, sintió la llegada de su muerte. Y si la segunda persona dentro de la Santísima Trinidad, o sea el Hijo de Dios, tuvo que padecer como hombre, como mortal, y hasta el final, para poder, con su sangre y con su cuerpo, sentir terror ante la llegada de su anunciada muerte, ¿quiénes somos nosotros para desafiar a Aquel que, pudiendo evitarlo, entregó a su único hijo para nuestra salvación?¿Quiénes somos nosotros para pretender situarnos, con nuestra arrogancia, soberbia y falta de humildad, más alto que el mismo Jesús a quien su padre sometió a la prueba máxima, sólo por amor a nosotros?

Hermanos míos, estamos en Semana Santa, la "Semana Mayor" al decir de muchos... días cuando todo el mundo cristiano, y creyente (¿?) se aboca a revivir la vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, pero ¿qué pasa el resto del año? ¿A dónde arrinconamos a Ese que durante siete días lo tenemos como nuestro único "Salvador" y nuestra única "salvación"?

El estilo de vida que llevamos los panameños nos ha hecho perder eso que tanto cuenta para Dios: FE... Se ha hecho tan patente nuestra falta de fe en Dios, que sólo basta con que alguien diga que de uno de los árboles de su país mana sangre, para que allí comencemos una ciega adoración y hasta queremos levantar allí mismo una capilla... ¿Quieren saber por qué? Simplemente porque hemos perdido nuestra fe en ese Dios Invisible en que antes creíamos. Ahora buscamos señales, signos de los tiempos que nos den claras evidencias de que, en efecto, Dios vive.

Hermanos míos, ese tipo de búsqueda es infructuosa e inútil, porque mientras más creemos haberlo encontrado "sangrando" en un "palo", dibujado en una pared o "sudando" sobre la hoja de un árbol, tanto menos lo vamos a "ver", porque nuestra fe en el Dios Invisible y Todopoderoso que antes era nuestra única guía y confortamiento, ha desaparecido de nuestras vidas.

Verdaderamente yo creo que si Dios no fuera ese Dios bondadoso y misericordioso como lo es, hace tiempo que hubiera desaparecido la mitad (o más de la mitad) de la población mundial que se dice y quieren ser reconocidos como "cristianos", por lo hipócritas, egoístas, rencorosos, soberbios, arrogantes, envidiosos y malvados como somos los seres humanos. Pero, pregunto yo, ¿cuál "salvación"? si lo que merecemos (y sería justo) es nuestra propia crucifixión por la hipócrita y pervertida actitud que mantenemos no sólo ante nuestro prójimo, sino frente al mismísimo Creador, porque si no somos capaces de amar a nuestro prójimo, un individuo de carne y hueso a quien vemos, tocamos y tratamos, ¿en base a qué se supone que vamos a amar a un Dios que no vemos? Compadézcanse hermanos, porque la exclamación de Jesús a su padre a la hora de su muerte, ya no es garantía de salvación para ninguno de nosotros, si no cambiamos nuestra actitud hacia una real y bien vivida conversión, para no tener que exclamar, ¡Padre... porque nos has abandonado...!

¡Au Revoir!

 

 

 

 

 

 



 

AYER GRAFICO
El periodista Luis Alberto De León asume presidencia del Sindicato de Prensa Radial


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no inculco valores cristianos en mis hijos


OPINIONES

 

PRIMERA PLANA | PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | VARIEDADES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES


 

 Copyright 1995-1999, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.