El parque principal de Arraiján, considerado por los lugareños un monumento histórico, está en la desidia. Las bancas se encuentran en pésimas condiciones, las luminarias con desperfectos e inservibles.
La estructura de estilo colonial requiere de mantenimiento, la falta de pintura, el sistema del fluido eléctrico ha sido sustraído por personas del mal vivir; adicional a esta problemática, la infraestructura se han convertido en un vertedero improvisado de desechos.
El parque, que se construyó en honor a uno de los grandes folcloristas, político y poeta del distrito, se le bautizó con el nombre de Adolfo Amaya. Tradicionalmente se ha constituido en un sitio atractivo para los arraijaneños.
La edificación se encuentra colindante con la iglesia católica Nicolás de Bari; en sus alrededores hay regadas bolsas de basura acumulada y toda clase de desechos que afean el parque público.
No obstante, la estructura recreativa que en la administración anterior del ex alcalde Jaime Barroso fue rehabilitada, sólo duró tres años para quedar en ruinas, en un área insalubre por la falta de ornato y trabajos de mantenimiento.
El histórico parque que desde los tiempos de la colonia ha existido, en muchas ocasiones para la celebración del aniversario del distrito es utilizado por la lotería nacional para el sorteo. Muchos se emocionan con el ánfora de la fortuna y el sitio queda abarrotado.
De acuerdo con Moisés Magallón, portavoz de los afectados, el parque Adolfo Amaya, anteriormente se le llamaba Nicolás de Bari.