Muchos panameños se estremecieron cuando supieron de la muerte de un niño por culpa de... las lombrices.
Es algo lamentable. Mientras se construyen edificios de departamentos que cuestan cientos de miles de balboas, un niño muere lleno de lombrices.
Esta es una muestra de las grandes diferencias que hay en este país y por supuesto, la mala distribución de la riqueza.
Lo mismo pasa con la desnutrición. En el interior hay muchos panameños que sufren de una pobre nutrición.
En contraste, en las ciudades aumentan los niños con sobrepeso y hasta obesidad, por comer alimentos que engordan.
También ser gordo es malo para la salud. Este fenómeno no es solo de Panamá, sino que se da en países más desarrollados.
Esos son los contrastes de la realidad panameña. El nuevo Gobierno debe hacer actividades más efectivas para disminuir esas diferencias socioeconómicas, especialmente en el interior.
Volviendo al caso de las lombrices, llama la atención que la familia no se diera cuenta de lo que sufría el niño. Existen remedios caseros y naturales para combatir los parásitos.
Además, si hubieran llevado al chiquillo a un centro de salud, con facilidad habrían matado las lombrices.
Añada a esto que se sufre de parásito porque se toma agua contaminada, se anda con el pie en el suelo y no se lavan las manos después de ir al servicio, letrina o simplemente... el monte.
De nada valdrá comer bien, si los parásitos consumen luego las sustancias nutritivas ingeridas.
Pensando en estas circunstancias, recordamos los esfuerzos que se hicieron en los años setenta con el lema "Salud igual para todos".
Autoridades de salud señalaban que las comunidades debían "producir salud". Por eso con los comités de salud se promovieron los huertos comunitarios, la cría de peces en charcos, construcción de acueductos rurales, etc.
A muchos poblados se les orientó en las actividades comunitarias.
Incluso, lo que ahora llaman "farmacias compita" existieron en Panamá hace más de treinta años. Se les conocía como "farmacias comunitarias" y nadie se molestaba porque vendieran barato.
Se trató de enviar médicos a lugares apartados de las ciudades, donde hay más enfermedades. Otra idea era reformar los centros de salud en los poblados, para que allí se curaran la mayoría de las dolencias que sufre la comunidad, sin tener que viajar a los hospitales.
No hay que "bajar la guardia" en los problemas de salud. Y es sano recordar lo que se hizo antes en ese sentido y que tuvo buenos resultados.
