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CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, soy un terrorista del baño

Redacción | Cr�tica en L�nea

Los baños públicos, o los baños de una empresa son un buen lugar para darse cuenta del nivel de higiene y consideración de quienes nos rodean. No es por ser fisgones o "vidajenos", pero en los baños muchas cosas saltan a la vista sobre nosotros y sobre los demás.

No se trata de si uno defeca en un baño público. Las tazas están ahí, y el papel higiénico también (a veces); por lo tanto, son para usarse. Y si uno tiene urgencia de hacer la Número 2, tenemos todo el derecho de ir a evacuar.

El asunto viene después de haber hecho la Número 2. �Jalamos la cadena? �Repetimos el proceso por si se quedó algún residuo en la taza? �Usamos una cantidad prudente, pero no abusiva del papel higiénico?

Y sobre todo... �Nos lavamos las manos antes de salir por ahí a usar el teclado, levantar el auricular del teléfono y saludar a la gente con apretones de mano?

Si usted respondió negativamente a cualquiera de las preguntas anteriores, usted es un terrorista del inodoro, y probablemente también comete otra sarta de delitos menores, como orinar fuera de los urinales, lanzar papeles con excremento en los basureros y dejar abierta la llave del agua en los lavamanos.

No hay nada más desagradable que llegar a un baño y encontrar el "pastel" ahí flotando. Se ha dicho como explicación que ciertas personas rehúsan jalar la cadena porque eso los delataría que estuvo haciendo la número 2. Algo absurdo.

Igualmente, resulta aterrador ver cuando alguien sale del inodoro y va directo a la puerta de salida, sin siquiera hacer una pequeña escala en el lavamano, al menos a echarse agua. Esos cochinos luego tocan las mismas manijas, teléfonos y teclados que nosotros.

Sin haber entrado nunca a un baño para damas, resultan increíbles los cuentos de terror sobre la conducta de algunas féminas en el baño, contados por las propias mujeres que deben soportarla.

Resulta mucho más difícil entender cómo personas que orinan sentadas pueden embarrar por completo la taza del inodoro, aún más que quienes lo hacemos de pie. Pero eso es algo que solo algunas mujeres pueden explicar.

�Y qué tal esas historias sobre mujeres que tiran sus toallas con propiedades súper absorbentes en los inodoros, que luego quedan tapados? �No es más seguro envolverlas en una bolsita, y lanzarlas al cesto de la basura?

Damas y caballeros. En un baño público lleno de compañeros de trabajo, lo más ingenuo es pensar que nadie se da cuenda de que nosotros estamos cometiendo terrorismo sanitario. Sobre todo si lo repetimos una y otra vez.

Acondúctese, antes de que sus cochinadas le hagan pasar un bochorno público.



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