Por tener más de un título y muchas cualidades que han hecho de él un hombre polifacético, admirable y ejemplar, el calificativo de "Maestro" le viene como anillo al dedo.
Y es que el profesor Abdénago Domínguez ha dedicado 50 años de su vida a formar profesionales de varias generaciones de las cuales siente el orgullo de un padre, satisfecho de su labor cumplida.
Su mayor reto era fundar un colegio donde no existían los estudiantes, el edificio, ni el personal administrativo: Colegio Moisés Castillo Ocaña. Era una escuela en el papel, nada más. Considera que su labor fue casi la de un sacerdote, pues tuvo que bautizar el conjunto típico, al cual le puso el nombre de "Félix Amor", al edificio lo nombró como al gran poeta chorrerano: Moisés Castillo Ocaña, y a la banda de música, "Víctor Raúl González". Tuvo que hacer el lema del estandarte y hasta el reglamento interno, pero todo fue posible gracias a la fe ciega que los padres de familia le tenían.
A lo largo de sus 50 años de labor educativa, no ha olvidado sus primeros alumnos de práctica docente de Los Algarrobos de Santiago, de Veraguas, en 1956. Sus niños de primer grado, de pobreza extrema, con sus pies descalzos, pero de mucha disciplina.
Su obsesiva disciplina en sus tiempos de maestro y profesor lo hicieron acreedor del inmerecido apodo de "Nazi", "yo solo buscaba lo mejor para los estudiantes", mencionó.
Actualmente, labora como director en el Colegio Parroquial Biling�e San Francisco de Paula.