A diferencia de los recientes ricos del mundo que en su mayoría son genios en finanzas o computadoras, los nuevos pudientes criollos pueda que sean del narcotráfico o de las grandes coimas gubernamentales. Hasta en Churuquita de los Monos conocen de sus peculados, negociados, crímenes y andanzas pero ellos juran que nadie sabe. Resulta gracioso observar las actitudes de estos tipos y tipas ante la plata mal habida.
Los del narco son valientes, pero muy inocentes e independientemente del estrato social, se vuelven �loquitos!. Aún rodeados de aguas negras lucen oro o plata, autos caros que dejan a las entradas de las angostas veredas, a un kilómetro de la casa llena de electrodomésticos y es común que con un billete de B/.100.00 manden por una lata de tuna a donde los chinitos. Los de nivel también se trastornan. Un mono gordo de este gobierno, antes que lo pillaran los gringos, gastó fortunas en alocadas sesiones fotográficas, retratándose como: El Almirante Chester Mitz, héroe de Midway pero con la gorra de Vespucio, como el Almirante Nelson, héroe de Trafalfar pero con la botas del capitán Nemo de Julio Verne y la mejor foto es, en una silla igualita a la de San Felipe pero vestido como Lole.
Los delincuentes políticos no se pierden una procesión en el interior, la capital ni Colón y no salen de las misas y cultos. Con narcos y pillos gubernamentales, es mejor no meterse, tienen tanta plata que ellos y sus empleados gozan de: Abogados, cárceles discriminatorias, asesinato a domicilio y de traer por pacas el tenebroso polonio 210. Curiosamente, estos ciudadanos sólo temen la cancelación de sus visas a Disney. Si Panamá sonrió apaciblemente por siglos, a dominios españoles y gringos, qué tiene de riesgo ahora.
"Pelarle" los dientes al Imperio de la corrupción, si es nuestra niñez desangrada, el combustible que utilizan parte de los nuevos ricos panameños.