Una delegación del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) llegó a Tokio para inspeccionar la central nuclear dañada en julio pasado por un sismo.
El equipo, compuesto por cuatro expertos en seguridad sísmica y dos especialistas, tiene previsto comprobar la gravedad de los daños en las instalaciones de la planta de Kashiwazaki-Kariwa, la mayor del mundo.
El OIEA anunció oficialmente el envío de esta delegación después de que se produjese el seísmo de 6.8 grados en la escala de Richter que sacudió el noroeste de Japón y obligó a cerrar esta planta, tras un intenso cruce de declaraciones con el Gobierno japonés.