Vamos a ver si ustedes recuerdan personajes muy populares de la llamada época de Oro, y empezamos con:
El Carretillero: Vendía frutas, verduras, cambiaba botellas y hacia mudanzas.
El Carbonero: En ese tiempo el utensilio más popular para cocinar era el fogón, cuyo combustible principal era el carbón de mangle. Este señor lo vendía de casa en casa.
El Afilador: Su instrumento principal era una bicicleta a la que le tenía adaptada una piedra de amolar, allí afilaba cuchillos, tijeras, generalmente eran extranjeros (españoles), anunciaban su llegada sonando un silbato.
El Vendedor de pop corn: Se ubicaba en la Ave. Central, con una carretilla, a la cual le tenía adaptada una estufa de kerosene a presión, con una olla donde calentaba el maíz, y cocinaba el maní azucarado.
El Vendedor de pericos: Fue muy conocido en la época de la segunda guerra mundial, estos animalitos le eran ofrecidos a los soldados y marinos que iban para los frentes de guerra.
El Vendedor de cuadros: Casi siempre era español que visitaba las casas de inquilinato ofreciendo los llamados clubes, por el cual se podían adquirir joyas, muebles, electrodomésticos, por una módica suma semanal, que tenía mucha relación con la Lotería Nacional.
El Cartero: Figura muy popular, especialmente entre las familias que tenían parientes en el exterior; personaje con mucha relación en la sociedad panameña.
Los Policías a caballo: Eran parte de la élite de la Policía Nacional, se les utilizaba para hacer vigilancia en los barrios de la capital; la estrategia consistía en que cuando el ladrón escuchaba el casco de los caballos, salía huyendo.
El Vendedor de dupletita: La vendía en el hipódromo cuando quedaba en la Vía España; consistía en que con cinco y diez centavos usted apostaba cuáles serían los caballos ganadores, generalmente, el premio era de un balboa.
El Vendedor de huevos de tortuga: Promocionaba su producto como un gran afrodisíaco, los consumidores eran en su mayoría varones y lo hacían cuando estaban libando licor.
La Telegrafista: Era una profesión dirigida especialmente a la mujer, en el barrio de Santa Ana existían lugares donde se enseñaba el oficio.
El Vendedor de bolita: Lotería Clandestina, figura muy conocida en los barrios populares.
Que les pareció. Si tienen aportes, favor dirigirse a mi correo electrónico: [email protected]
