Con algo de atraso emprendimos nuestro viaje a un destino de humildad, amor, pero sobre todo, mucho calor humano. La Casita de Mausi, ubicada en la calle Víctor Tejeira - Balboa.
Su creadora fue Carol Vallarino de Montenegro, una joven señora rquien falleció a causa de un cáncer linfático. "Mausi", como cariñosamente le decían, siempre se preocupó por la situación de las personas de escasos recursos con cáncer, que provenían del interior del país, que al no tener albergue, dormían en la escalera y en los pasillos del Hospital Oncológico Nacional, donde ella recibía las terapias.
Y es que en muchas ocasiones las personas con este problema preferían quedarse en sus hogares en el interior, porque sólo venían a pasar más trabajo y necesidades a la hora de someterse a sus tratamientos, por lo que morían sin recibir ayuda.
Así "Mausi" antes de fallecer pidió a su familia establecer una fundación que le brindara albergue, comida y amor a estas personas.
VIVENCIAS
Una vez allí, nos detuvimos a observar las habitaciones. En una de ellas encontramos a Carmen, quien con una leve sonrisa expresaba su comodidad en Mausi, y comentó que está recibiendo radioterapias, por lo que en ocasiones se siente débil, pero muy contenta por la estadía en un lugar en el que se siente como en casa.
En medio de un ligero descanso sorprendimos a Domingo, quien padece de cáncer en la boca, y de quien apenas pudimos escucharle que tiene muchos ánimos de viajar a Ocú, pero debe quedarse unos días más, para recibir algunos tratamientos.
Antes de llegar a la terraza observamos en el sillón, muy pendiente de la música, a Virgilio Abrego; él tiene cáncer en el muslo, pero eso no es impedimento para que en algunas ocasiones visite a su familia en Veraguas. Conocimos que para el 2009, Virgilio será candidato a representante de su pueblo.
ATENCIONES BENEFICIOSAS
Finalmente llegamos a la terraza y nos encontramos con las manualidades que efectúan como terapia para alejarlos de los pensamientos negativos; además de bailan y rezan.
En cuanto a la alimentación , Dilia, quien prepara la comida, nos dijo que hay días en que se les hace la comida que a ellos les apetece, pero por su estado de salud, deben alimentarse con una dieta especial.
Finalizado nuestro recorrido, todos los huéspedes se disponían a descansar después de un nutritivo almuerzo.
