El primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, decretó ayer el estado de excepción en Bangkok y ordenó al Ejército restablecer el orden en las calles, el primer frente de una batalla que tendrá que librar también en los tribunales para evitar la disolución del partido gobernante.
Unas horas después de que la televisión anunciara el estado de excepción, la Comisión Electoral declaró culpable de fraude electoral al Partido del Poder del Pueblo (PPP), de Sundararavej, y recomendó su disolución al Tribunal Constitucional.
"Voy a intentar solucionar los problemas lo antes posible. �sta es la vía más moderada para recuperar la paz en el país", dijo el mandatario, quien precisó que la medida está en vigor durante "varios días".