En Panamá -según cifras del año pasado- se registra un suicidio cada 48 horas. Del año 2001 al 2006 han muerto 647 nacionales por esta causa. Herrera, Los Santos y Coclé son las provincias con más altos índices de suicidio.
Hay otro hecho alarmante, desde 1996 a la fecha los suicidios entre adolescentes se han incrementado en 300%, según reveló un documento preparado por el sicólogo Jaime Ordóñez.
Además hay otro aspecto preocupante: el 25% de jóvenes evaluados en un estudio piloto resultaron positivos en riesgo suicida.
Las razones por las que estas personas toman la peor de las soluciones para sus problemas, obedecen a diferentes factores, sin embargo nada justifica tan trágica acción que sólo sume a sus familias en un profundo sufrimiento.
El tema del suicidio debe ser abordado por la sociedad en su conjunto, comentó la Dra. Juana Herrera, directora del Instituto Nacional de Salud Mental (INSAM); debido a que las señales de que algo malo está pasando en el individuo son percibidas por personas comunes como familiares, compañeros de escuela, docentes y vecinos.
Se podría definir el suicido como una alternativa que la persona busca cuando siente que no hay otra salida y no es lo correcto, pues siempre se puede buscar una solución a los problemas.
Herrera expresó que un 50% de las personas con tendencias suicidas sufren de depresión, sin embargo en los adolescentes se asocia a problemas de noviazgo, bajo rendimiento escolar, disfunción familiar o en cómo se maneja el entorno por la educación de los padres o los adultos que los han guiado.
Es importante que la comunidad no se sienta responsable por no haber hecho nada en ese momento, pues no son expertos en estos temas, señaló la directora del INSAM. La pérdida de un niño, adolescente o adulto es lo más doloroso que puede haber para la familia, los amigos y la misma sociedad.
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En los niños, se tornan agresivos e irritables. Comienzan a regalar sus pertenencias o empiezan a decir a quién quieren dejar sus cosas.
Los adolescentes pueden decir que no quieren seguir viviendo, que quieren desaparecer o que quieren aislarse. Muchas veces no se ignoran estos comentarios y hasta se hace burla de ellos, pero pueden ser el síntoma de algún problema.
Para los adolescentes, los amigos son su red de apoyo, son lo más importante. Al tener un daño, una pérdida, una derrota, todos la viven por igual. Así que el perder a un amigo en estas circunstancias, puede llevar a otro a cometer el mismo acto, debido a los vínculos de afecto que unen a los jóvenes.
La autoestima es de suma importancia. Alguien con baja autoestima puede sentir que sus problemas se le magnifican y llevarlo a tomar malas decisiones.
�COMO ACTUAR?
Ante esta situación, no hay que criticarlos ni burlarse; hay que escuchar, ser tolerante y hacer que el individuo se sienta acompañado. A veces la persona no quiere hablar porque siente que va a preocupar al amigo.
Si usted nota cambios drásticos de conducta en su hijo, o el docente le comenta que hay una conducta extraña, acuda a un centro de salud. La Dra. Herrera afirma que en los centros de salud del país hay un siquiatra o un psicólogo que podrá atenderlo. También puede acudir a su guía espiritual, si es lo primero que tiene a mano.
A pesar de lo agobiados que pueden estar los docentes con sus problemas personales, ellos conocen a sus estudiantes y pueden notar cuando algo anda mal. De ser así, deben buscar la guía de un especialista. Además, deben informar a los padres de la situación.
