El deporte es un puntal social de cualquier gobierno. Los mandatarios se aferran a los eventos deportivos para ganar popularidad y al mismo tiempo se aleja a la juventud del delito con una explotación efectiva de los recursos y talentos de los barrios.
En este sentido, el Presidente Martinelli, no ha podido encontrara la fórmula que aclare su gestión en cuanto al deporte. Su constante interés por grandes eventos como los Bolivarianos o la clasificación al Mundial de Brasil 2014 demuestran su deseo de cosechar en el deporte acciones de su gestión.
Empero, la gestión cuestionada de Omar Moreno y ahora de Fara Levy, restan en contra del deporte. En el último caso la bajísima ejecución del 2010, inferior a los dos millones en inversión, fue su estocada final.
Moreno, un señor pelotero, de guante fino y bate de poder, se encontró con varios obstáculos que mermaron su gestión a tal punto de dejarla en cero. Levy ha sufrido de lo mismo. Sus buenos deseos de apoyar el deporte se vieron fracturados en colaboradores que no llenaron las expectativas.
La dirección de deportes, pulmón de esta institución, ha sido llenada con desdén. En Panamá son pocos los buenos coordinadores del deporte, y los que se han colocado han dejado mal sabor en las federaciones.
A esto se suma la problemática eterna por el Comité Olímpico. Dilema tan peligroso que cada director de Pandeportes que desea solucionarlo, se encuentra con una bomba de tiempo que termina perjudicando a los atletas.
En resumen, en más de 14 meses de gestión de Pandeportes, las obras han sido mínimas, los problemas han aumentado y el avance casi a cuentagotas. Urge que el próximo director de la institución tenga un equipo de trabajo de oro. El deporte lo necesita con desesperación, no se soportaría otra gestión en falso.